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Capítulo 9-1
No podía creer que estaba en una casa de la manada otra vez. Me habia dicho a mi misma que debla mantenerme alejada de la comunidad de hombres lobo. Pero algo en Finlay me habia hecho ceder. Tal vez finalmente habia conocido a alguien tan terco como yo. Me recordé a mí misma que esto era solo una manera
de hacer que me dejara en p
Me quedaria unos días, luego rechazarla su oferta y seguiría viviendo mi propia vida. En el pequeño pueblo donde nadie sabin quién o qué era yo y así era como lo queria. ¿Verdad?
Me levanté y
me dirigi al baño. Una ducha caliente seria agradable después del largo viaje, y no estaría de má s lucir al menos un poco presentable al conocer a la manada. No es que quisiera impresionar a nadie, simplemente estaba arraigado en mi desde la infancia que al conocer una nueva manada, mostrabas la mejor versión de ti misma. Era cuestión de cortesia. Al menos eso me decia mientras me preparaba. Tenia suficiente
tiempo para ducharme y vestirme. Luego observé la increible vista del arroyo con las flores silvestres creciendo a su alrededor. Me senté junto a las grandes ventanas durante diez minutos antes de que alguien
llamara a la puerta. La abri y dejé entrar a Finlay.
-¿Lista para conocer las tierras de la manada y saludar a algunos miembros? -preguntó.
-Claro, para eso estoy aquí le dije.
-¿Te importa si Martin y Sam se unen a nosotros? Tienen curiosidad por conocerte y es raro que tengamos nuevos lobos –dijo.
-No, está bien por mí–le dije, haciendo mi mejor esfuerzo para ocultar mis nervios. Era incómodo estar rodeada de lobos extraños, y me preguntaba cuánto les había contado Finlay sobre mi. ¿Sabian todos que no
tenia lobo?
Segui a Finlay escaleras abajo, donde Martin esperaba con otro hombre. Este nuevo lobo tenia el cabello casi tan rojo como el mio. Era pálido, con pecas y tenía un aspecto más adecuado para un picaro que para un Gamma. Me lo presentaron y adiviné correctamente, era el Gamma de la manada.
-¡Finlay, alguien más con cabello rojo! -exclamó felizmente-. Medow, a mi compañera le encantarás–an adió. No pude evitar reir y decidi que me gustaba el Gamma Sam desde el principio.
Los tres hombres me llevaron a un breve recorrido por la casa de la manada, asegurándose de que supiera dó nde estaban las cosas importantes. Luego me llevaron afuera y comenzaron a presentarme a otros lobos. Todo mientras bromeaban y se hacian chistes entre ellos. Me encontré relajándome en su compañía y me hizo recordar mi infancia y el grupo de amigos al que pertenecia. Hasta que uno de ellos me rompió el corazón. Inconscientemente me froté el pecho, como siempre hacia al pensar en James. El dolor no era tan agudo como antes. Pero habría esperado que ya se hubiera ido. Tal vez la diosa de la luna seria lo suficientemente amable como para darme una segunda oportunidad de encontrar un compañero. Pero no parecia que eso
estuviera en mis cartas.
-¿Estás bien? -preguntó Finlay. Parecía preocupado.
-Estoy bien le dije y dejé que mi sonrisa se colocara en su lugar. Ya estaba acostumbrada a ocultar el dolor. Era mi segunda naturaleza. Me miró un poco más y luego asintió.
Habíamos caminado por el centro del pueblo. Todo parecía bien cuidado y la manada se veia feliz y contenta. Hasta donde podía ver, esta era una buena manada. Tenia la misma vibra que recogi de Finlay, Relajada, carin osa y fuerte. Mostraba cuánto influía un Alfa en su manada.
Sugiero que vayamos a la cocina comunitaria y terminemos nuestro recorrido con una cena de la manada sugirió Finlay.
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-Si, por favor. Medow tiene turno en la cocina y he estado lejos de ella demasiado tiempo–exclamó Sam. -Lobos recién emparejados dijeron sus dos amigos al unisono y rodaron los ojos. Tuve que reir.
En la cocina, encontramos a una pequeña mujer con cabello castaño en un corte pixie que la hacia ver
adorable.
-Medow, cariño llamó Sam. La mujer se dio la vuelta y le dio una sonrisa brillante.
-¡Cariño! llamó y le hizo un gesto antes de volver a cocinar,
Ven, te la presentare me dijo Sam y me tomó de la mano para llevarme por la cocina.
-Cariño, Finlay trajo a una invitada a casa. Está pensando en unirse a la manada -dijo Sam mientras nos. acercábamos a su compañera. Medow giró y abrió In boca al vernos.
-Podrían ser gemelas–dijo con una sonrisa-. Hola, soy Medow–añadió y extendió su mano hacia mi. La estreche y me presenté.
-¿Así que los chicos te han estado mostrando todo? -preguntó luego.
-Si.
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Capítulo 9-2
-Pobrecita, debes necesitar algo de compañía decente. Puedes dejarla conmigo, cariño. Yo me encargo de aqui en adelante le dijo a su compañero,
-Pero, cariño, el Alfa queria que ella comiera con nosotros–intenté objetar Sam.
—¿Crees que voy a atar a nuestra invitada en el congelador? Por supuesto que comerá con nosotros. Pero la comida no estará lista por al menos treinta minutos. Asi que vete, haz algo útil y yo me encargaré de Amic.
-¿Está bien contigo?-preguntó Sam. Podia ver que queria complacer a su compañera, pero al mismo tiempo
obedecer a su Alfa y respetarme como invitada. El pobre no sabia qué hacer.
-Creo que suena como una idea increible le dije. Se relajó y sonrió a su compañera. Se besaron dos veces luego Medow lo echo.
-Es dulce y lo amo con locura. Pero es un poco pegajoso–me confió. Me rel.
Dime un lobo emparejado que no lo sea cuando se trata de su compañera -bromeé y senti una punzada en
el pecho. Medow rió conmigo.
-Ven, te presentaré a la matriarca de la manada. No tenemos una Luna, ya que Finlay no está emparejado, pero su tia es la mujer a la que todos admiran. Le gustarás–me dijo Medow y caminamos más adentro de la cocina. Matilda–llamó Medow. Una mujer mayor apareció por una puerta y nos sonrió. Había un parecido
con su sobrino. Decidi que tenían los mismos ojos amables.
-¿SI?-preguntó Matilda y me miró.
Esta es Amie, es una invitada de Finlay–me presentó Medow.
-Encantada de conocerte. Soy Matilda. Finlay es hijo de mi hermana dijo la mujer, y nos dimos la mano- ¿Mi sobrino está tratando de reclutarte para la manada? -preguntó luego. Me sorprendió un poco su
franqueza, pero me gustó.
Lo está le dije.
-Bueno entonces. Vamos a conocernos. ¿Sabes cocinar?-le sonrel. Como hija del Beta, se esperaba que ayudara con todas las tareas comunitarias de la manada antes de irme. Puede que no sea una chef experta, pero sí sé cocinar comida buena y comestible.
-Si sé–dije.
—
-Excelente. Señaló una estación de trabajo llena de vegetales que se convertirían en una ensalada de jardi n. Asenti, tomé el cuchillo y comencé a trabajar. Medow empezó a mezclar ingredientes para un aderezo y Matilda estaba friendo hamburguesas mientras todas hablábamos y nos conocíamos. Media hora después, la comida estaba lista y la cocina se llenó de miembros de la manada ayudando a llevar la comida a las mesas. Medowy Matilda me guiaron a una mesa donde estaban sentados Finlay, Sam y Martin. Nos unimos a ellos y
Finlay me sonrió.
-Espero que mi tía no te haya presionado demasiado–preguntó. Tanto Matilda como yo resoplamos al mismo tiempo, lo que hizo reira Medow.
Por favor, no sobrecargo a los invitados–objeto Matilda.
No soy tan frágil como parezco -objeté.
-Amie fue lo suficientemente amable para ayudar mientras nos conoclamos–le dijo Matilda.
Y
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ar una decisión esta noche. Ha sido un dia largo con muchas cosas nuevas. Todo lo que pido es que mantengas la mente abierta y dejes que la manada te conozca. Mañana es la celebración de la luna llena. Tú y yo podemos hablar al día siguiente y decidir qué harás–me dijo.
-Puedo hacer eso–dije cuando llegamos a mi habitación.
-Bien. Duerme bien y nos vemos en el desayuno. ¿Debo venir a buscarte? -pregunto.
-No. Puedo encontrar el camino. ¿A las ocho?
-Asi es. Nos vemos entonces. Buenas noches.
-Buenas noches, Finlay.
Capítulo 9-1
No podía creer que estaba en una casa de la manada otra vez. Me habia dicho a mi misma que debla mantenerme alejada de la comunidad de hombres lobo. Pero algo en Finlay me habia hecho ceder. Tal vez finalmente habia conocido a alguien tan terco como yo. Me recordé a mí misma que esto era solo una manera
de hacer que me dejara en p
Me quedaria unos días, luego rechazarla su oferta y seguiría viviendo mi propia vida. En el pequeño pueblo donde nadie sabin quién o qué era yo y así era como lo queria. ¿Verdad?
Me levanté y
me dirigi al baño. Una ducha caliente seria agradable después del largo viaje, y no estaría de má s lucir al menos un poco presentable al conocer a la manada. No es que quisiera impresionar a nadie, simplemente estaba arraigado en mi desde la infancia que al conocer una nueva manada, mostrabas la mejor versión de ti misma. Era cuestión de cortesia. Al menos eso me decia mientras me preparaba. Tenia suficiente
tiempo para ducharme y vestirme. Luego observé la increible vista del arroyo con las flores silvestres creciendo a su alrededor. Me senté junto a las grandes ventanas durante diez minutos antes de que alguien
llamara a la puerta. La abri y dejé entrar a Finlay.
-¿Lista para conocer las tierras de la manada y saludar a algunos miembros? -preguntó.
-Claro, para eso estoy aquí le dije.
-¿Te importa si Martin y Sam se unen a nosotros? Tienen curiosidad por conocerte y es raro que tengamos nuevos lobos –dijo.
-No, está bien por mí–le dije, haciendo mi mejor esfuerzo para ocultar mis nervios. Era incómodo estar rodeada de lobos extraños, y me preguntaba cuánto les había contado Finlay sobre mi. ¿Sabian todos que no
tenia lobo?
Segui a Finlay escaleras abajo, donde Martin esperaba con otro hombre. Este nuevo lobo tenia el cabello casi tan rojo como el mio. Era pálido, con pecas y tenía un aspecto más adecuado para un picaro que para un Gamma. Me lo presentaron y adiviné correctamente, era el Gamma de la manada.
-¡Finlay, alguien más con cabello rojo! -exclamó felizmente-. Medow, a mi compañera le encantarás–an adió. No pude evitar reir y decidi que me gustaba el Gamma Sam desde el principio.
Los tres hombres me llevaron a un breve recorrido por la casa de la manada, asegurándose de que supiera dó nde estaban las cosas importantes. Luego me llevaron afuera y comenzaron a presentarme a otros lobos. Todo mientras bromeaban y se hacian chistes entre ellos. Me encontré relajándome en su compañía y me hizo recordar mi infancia y el grupo de amigos al que pertenecia. Hasta que uno de ellos me rompió el corazón. Inconscientemente me froté el pecho, como siempre hacia al pensar en James. El dolor no era tan agudo como antes. Pero habría esperado que ya se hubiera ido. Tal vez la diosa de la luna seria lo suficientemente amable como para darme una segunda oportunidad de encontrar un compañero. Pero no parecia que eso
estuviera en mis cartas.
-¿Estás bien? -preguntó Finlay. Parecía preocupado.
-Estoy bien le dije y dejé que mi sonrisa se colocara en su lugar. Ya estaba acostumbrada a ocultar el dolor. Era mi segunda naturaleza. Me miró un poco más y luego asintió.
Habíamos caminado por el centro del pueblo. Todo parecía bien cuidado y la manada se veia feliz y contenta. Hasta donde podía ver, esta era una buena manada. Tenia la misma vibra que recogi de Finlay, Relajada, carin osa y fuerte. Mostraba cuánto influía un Alfa en su manada.
Sugiero que vayamos a la cocina comunitaria y terminemos nuestro recorrido con una cena de la manada sugirió Finlay.
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-Si, por favor. Medow tiene turno en la cocina y he estado lejos de ella demasiado tiempo–exclamó Sam. -Lobos recién emparejados dijeron sus dos amigos al unisono y rodaron los ojos. Tuve que reir.
En la cocina, encontramos a una pequeña mujer con cabello castaño en un corte pixie que la hacia ver
adorable.
-Medow, cariño llamó Sam. La mujer se dio la vuelta y le dio una sonrisa brillante.
-¡Cariño! llamó y le hizo un gesto antes de volver a cocinar,
Ven, te la presentare me dijo Sam y me tomó de la mano para llevarme por la cocina.
-Cariño, Finlay trajo a una invitada a casa. Está pensando en unirse a la manada -dijo Sam mientras nos. acercábamos a su compañera. Medow giró y abrió In boca al vernos.
-Podrían ser gemelas–dijo con una sonrisa-. Hola, soy Medow–añadió y extendió su mano hacia mi. La estreche y me presenté.
-¿Así que los chicos te han estado mostrando todo? -preguntó luego.
-Si.
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Capítulo 9-2
-Pobrecita, debes necesitar algo de compañía decente. Puedes dejarla conmigo, cariño. Yo me encargo de aqui en adelante le dijo a su compañero,
-Pero, cariño, el Alfa queria que ella comiera con nosotros–intenté objetar Sam.
—¿Crees que voy a atar a nuestra invitada en el congelador? Por supuesto que comerá con nosotros. Pero la comida no estará lista por al menos treinta minutos. Asi que vete, haz algo útil y yo me encargaré de Amic.
-¿Está bien contigo?-preguntó Sam. Podia ver que queria complacer a su compañera, pero al mismo tiempo
obedecer a su Alfa y respetarme como invitada. El pobre no sabia qué hacer.
-Creo que suena como una idea increible le dije. Se relajó y sonrió a su compañera. Se besaron dos veces luego Medow lo echo.
-Es dulce y lo amo con locura. Pero es un poco pegajoso–me confió. Me rel.
Dime un lobo emparejado que no lo sea cuando se trata de su compañera -bromeé y senti una punzada en
el pecho. Medow rió conmigo.
-Ven, te presentaré a la matriarca de la manada. No tenemos una Luna, ya que Finlay no está emparejado, pero su tia es la mujer a la que todos admiran. Le gustarás–me dijo Medow y caminamos más adentro de la cocina. Matilda–llamó Medow. Una mujer mayor apareció por una puerta y nos sonrió. Había un parecido
con su sobrino. Decidi que tenían los mismos ojos amables.
-¿SI?-preguntó Matilda y me miró.
Esta es Amie, es una invitada de Finlay–me presentó Medow.
-Encantada de conocerte. Soy Matilda. Finlay es hijo de mi hermana dijo la mujer, y nos dimos la mano- ¿Mi sobrino está tratando de reclutarte para la manada? -preguntó luego. Me sorprendió un poco su
franqueza, pero me gustó.
Lo está le dije.
-Bueno entonces. Vamos a conocernos. ¿Sabes cocinar?-le sonrel. Como hija del Beta, se esperaba que ayudara con todas las tareas comunitarias de la manada antes de irme. Puede que no sea una chef experta, pero sí sé cocinar comida buena y comestible.
-Si sé–dije.
—
-Excelente. Señaló una estación de trabajo llena de vegetales que se convertirían en una ensalada de jardi n. Asenti, tomé el cuchillo y comencé a trabajar. Medow empezó a mezclar ingredientes para un aderezo y Matilda estaba friendo hamburguesas mientras todas hablábamos y nos conocíamos. Media hora después, la comida estaba lista y la cocina se llenó de miembros de la manada ayudando a llevar la comida a las mesas. Medowy Matilda me guiaron a una mesa donde estaban sentados Finlay, Sam y Martin. Nos unimos a ellos y
Finlay me sonrió.
-Espero que mi tía no te haya presionado demasiado–preguntó. Tanto Matilda como yo resoplamos al mismo tiempo, lo que hizo reira Medow.
Por favor, no sobrecargo a los invitados–objeto Matilda.
No soy tan frágil como parezco -objeté.
-Amie fue lo suficientemente amable para ayudar mientras nos conoclamos–le dijo Matilda.
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