Capítulo 25
-Eso apesta -dijo Sam.
-¿Pero no será un detergente? -preguntó Martin.
-¿Cómo lo dices? quiso saber Finlay.
Si tomamos su manada en la nuestra. ¿No sabrán las otras manadas y lo verán como que estamos aumentando en fuerza? Lo que haría que fueran menos propensas a querer pelear con nosotros -explicó
Martin.
-Es un buen punto le dijo Finlay.
-¿Pero queremos a estos lobos en nuestra manada? -pregunté. Todos me miraron-. No estoy diciendo que no debamos estar dispuestos a ayudar a otros. Pero no creo que hayamos explorado lo suficiente sus motivos.
Sí, sabemos que necesitan nuevas tierras. Pero, ¿por qué conseguirlas fusionándose con otra manada?
-¿Porque son una manada decente y no quieren atacarnos? -sugirió Medow.
-Claro. Pero, ¿por qué necesitan las tierras de otra manada? Son una manada de nivel medio. Según ellos, son una manada estable. Deberían tener las finanzas para comprar nuevas tierras. Si su manada está viviendo en esas tierras, ¿por qué no juntan sus recursos, venden las tierras y consiguen nuevas? Cuando dejaste tu antigua manada, no tuviste aviso, ni tiempo para planear, y lograste, como nueva manada, comprar estas tierras. Diablos, hemos logrado ahorrar para poder comprar un par de acres más en primavera. ¿Cuánto tiempo han vivido en esas tierras? ¿Cuántos años han tenido para ahorrar y mudarse a un lugar mejor? pregunté. Hubo silencio alrededor de la mesa.
-¿Sospechas que hay problemas en su manada? -preguntó Finlay.
-No lo sé. Solo sé que hay una razón por la que todavía están en ese pedazo de tierra. Hasta que sepa cuál es
esa razón, no me siento cómodo dejándolos entrar en nuestra manada. Y votaré no a unirnos a ellos. Mi lobo no aceptará un nuevo Alfa le dije. Él se rió.
-Debería haberlo esperado -dijo-. ¿Y el resto de ustedes?
-Definitivamente no a unirnos a ellos. Tenemos una buena manada, una manada fuerte en muchos sentidos.
No estoy dispuesto a arriesgarnos a volver a una manada que no tiene los valores correctos. Estoy abierto a
que se unan a nosotros, pero estoy de acuerdo con Amie, necesitamos más información -dijo Marin.
-Estoy de acuerdo. No a unirnos a ellos. Tal vez a que se unan a nosotros -coincidió Sam. Medow asintió.
-¿Tal vez podamos organizar una reunión y conocerlos mejor? -sugirió.
-Es una buena idea -dijo Finlay-. Llamaré al Alfa Jackson y rechazaré su oferta, pero sugeriré que
encontremos otra solución. Todos estuvieron de acuerdo.
-¿Quieres acompañarme a tomar una cerveza? -preguntó Finlay, mientras todos se preparaban para irse.
-Claro -dije. Sentí que tenía algo de lo que quería hablar-. ¿Qué tal si pedimos algo de cena para llevar de la cocina de la manada? -sugerí.
-Gran idea, escuché que hoy tenemos pizza.
-Pizza y cerveza, es una buena combinación le dije. Tomamos nuestra pizza de la cocina y nos dirigimos a
la casa de Finlay.
-Toma asiento en el sofá -me dijo mientras ponía su caja de pizza en la mesa de centro. Mientras me
acomodaba, encendió la gran chimenea y nos trajo cerveza. Desde las ventanas a ambos lados de la chimenea se podía ver su jardin cubierto de nieve y más allá el arroyo. Era acogedor sentarse en el sofá con él, comiendo pizza y disfrutando del fuego y la vista.
-¿Qué crees que pasará cuando llame al Alfa de Rolling Hills? -preguntó Finlay cuando casi había terminado mi pizza. Dejé la porción que estaba comiendo y me tomé un momento para pensar en la pregunta.
-Depende de qué tipo de Alfa sea. Si sus intenciones con la oferta son buenas, lo más probable es que entienda y esté abierto a una alianza. Si tiene un motivo oculto, no estará contento respondí. Finlay asintió.
Tenia una expresión dura en su rostro que no le quedaba. Me gustaba la expresión juguetona y relajada que tenía la mayor parte del tiempo. Incluso cuando era una máscara. Podía leerlo lo suficientemente bien como para no necesitar que su expresión me mostrara en qué estado de ánimo estaba. Lo suficientemente irritante,
él era igual de bueno leyéndome a mí.
-¿Crees que intentará forzar el asunto?
-¿Atacar? Tal vez, si está lo suficientemente desesperado. Supongo que no están seguros de cuán fuertes somos, o que son más débiles de lo que parecen. De lo contrario, habrían optado por esa opción desde el principio. La oferta es demasiado arriesgada. Tienen que saber que no la aceptaremos así como así -pensé en voz alta-. O tal vez solo soy yo siendo pesimista y realmente lo están haciendo por bondad. Sabes que me gusta prepararme para lo peor. No soy realmente una persona de conejitos felices y unicornios que sueltan arcoíris —le dije. Él estalló en carcajadas y eso me hizo sonreír. Al menos pude alegrarle un poco el ánimo.
–Necesitaba eso, gracias –dijo, todavía riendo. Luego suspiró y se puso serio-. Creo que tienes razón en estar en guardia. Algo se sintió mal en la llamada que tuve con él. Era demasiado amigable, algo en él
molestó a mi lobo -dijo.
-Confía en tu instinto, es bueno. Y sé que te preocupas por la manada y por la amenaza que enfrentamos
Somos una manada fuerte, y todos porque no estamos clasificados. Pero no dejes que eso te guíe demasiado en la manada están dispuestos a correr ese riesgo porque creen en esta manada y en ti como su Alfa. Ninguno
de nosotros estaría aquí si no lo hiciéramos – le dije.
-Gracias. Creo que a veces necesito que me lo recuerden -dijo. Puso los pies en la mesa de centro. Estaba a punto de objetar cuando recordé que estábamos en su casa. Se recostó en el sofá y miró por la ventana. Había
comenzado a nevar de nuevo.
-Te lo recordaré cuando crea que necesitas escucharlo. Solo no quiero que se te suba a la cabeza -le dije y también me recosté. No puse los pies en la mesa, sin embargo. Sabía que el espíritu de mi madre tomaría forma física y me golpearía en la cabeza si siquiera lo intentaba. Finlay se rió suavemente. Nos sentamos en el sofá, viendo la nieve, bebiendo cerveza y disfrutando de la paz y la tranquilidad. -Debería volver a casa – dije un par de horas después. Tuvimos tiempo para hablar de asuntos menos sombríos y jugar a las cartas.
-Está nevando mucho. Tengo una habitación de invitados ofreció. Me reí y le di un empujón amistoso.
-Creo que estaré bien caminando tres metros dije mientras me dirigía al pasillo para recoger mi chaqueta.
–
–
-Está bien. Solo ten cuidado.
-Lo haré. Gracias, Finlay, por una agradable velada. Fue divertido le dije.
—
-Gracias a ti por hacerme compañía y distraerme de la llamada con el Alfa mañana.
-No hay problema. Si tu mente se descontrola, solo hazme un enlace mental. Tengo una asombrosa pila de datos inútiles almacenados en mi cabeza que estaré más que feliz de recitarte si es necesario.
Lo tendré en cuenta -dijo mientras sostenía la puerta abierta. La nieve estaba cayendo con fuerza, pero los
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pocos metros entre la casa de Finlay y la casa de la manada aún eran fáciles de caminar. Cuando llegué a la puerta principal, senti que me observaban y me di la vuelta. Apenas podía ver la silueta de Finlay en la
entrada de su casa.
-¿En serio estás viendo como camino tres metros?-le pregunté por enlace mental.
No se puede ser demasiado cuidadoso. Duerme bien, pelirroja -me respondió por enlace mental.
-Tu también, Alfa. Nos vemos mañana.
