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Capítulo 6-1
La normalidad se fue por la ventana cuando el Alfa regresó al día siguiente para el desayuno. Se sentó en una
mis mesas de nuevo, pero no en la misma que en el almuerzo del día anterior. Tuve que encargarme de casi todas las mesas de Dara para que ella atendiera su mesa. Trabajé como loca y traté de vigilarlo al mismo tiempo. Gemi cuando Dara Tropezó y derramo la mayor parte de la cafetera en su regazo. La señora Jones salo y se disculpó, y recé a todos los dioses que conocia para que no me hiciera hacerme cargo de la mesa. Uno de los dioses aparentemente escuchó mi súplica, la señora Jones atendió su mesa personalmente,
Pobre hombre, derramarse café caliente en sus partes intimas me dijo más tarde, después de que el Alfa se
habia ido.
-Si–fue todo lo que pude decir.
Y tan guapo y amable. Ni siquiera se enojó o se ofendió. Incluso dejó una propina generosa al final.
-Probablemente porque lo encantaste–dije.
-Oh, basta dijo la señora Jones, sonrojándose. Rich se reia. Tal vez contratar a Dara no fue la mejor
decisión–añadió.
–Tal vez no. Pero no encontraremos a nadie más ahora. Estoy segura de que podemos sobrevivir lat
temporada le dije.
-Tienes razón. Solo vigilemos cuando vaya por la cafetera–todos estuvimos de acuerdo. Dara no parecia darse cuenta del alboroto que habia causado. Estaba feliz de no haber tenido que atender tantas mesas como de costumbre. Afortunadamente, Dara no trabajaba en el turno de almuerzo. CeCe llegó y juntas pusimos el restaurante en orden y CeCe me contó los últimos chismes. Si no fuera por ella y la señora Andersen, no tendria ni idea de lo que pasaba en el pueblo. En medio de la hora del almuerzo, el Alfa regresó y nuevamente
se sentó en mi sección, pero otra vez en una mesa diferente.
-Por favor, CeCe, ¿no puedes atender esa mesa?-le rogué.
-¿Por qué? No la tomaré a menos que me digas por qué estás tan empeñada en no atenderlo–me dijo.
-No lo sé. Simplemente no me gusta su vibra–dije.
-¿Su vibra? Vamos, Amie, tiene que haber algo más–insistió.
-No lo sé, solo tengo un mal presentimiento. ¿Puedes atenderlo? Por favoooor–intenté mi mejor mirada de
cachorro.
-¡Está bien! Pero solo lo haré porque no recibimos hombres como él tan a menudo y es un buen cliente. Y dios sabe que merece un buen servicio después de lo que pasó esta mañana–cedió.
-Gracias. Te estaré eternamente agradecida.
-Si realmente quieres agradecerme, ¿podrías encargarte de Jessie?-me preguntó. Miré y vi que Jessie se
habia sentado en una de sus mesas.
-Claro. ¿Algo mal?-pregunté. Sabia que CeCe y Jessie hablan tenido algo en la secundaria. Un mes de coqueteo que llevó a una noche de pasión que se desvaneció en nada. Pero ninguno de los dos habia. guardado rencor y seguían siendo amigos.
-Oh, ehm. Bueno, puede que haya hecho algo que no debería haber hecho la otra noche–dijo CeCe..
-¿Te acostaste con Jessie?-pregunté.
-Bueno, si. No fue mi intención. Simplemente sucedió,
-SE, claro. Simplemente tropezaste, desabrochaste ambos pantalones y accidentalmente te ensartaste en su salchicha–dije, asintiendo.
¡Callate! ¿Y quién dice salchichn?-CeCe se rió.
Yo me encargo de Jessie y tú atiendes mi mesa y todos felices–dije.
-Trato hecho–me acerqué a Jessie y lo vi mirando hacia Cece.
-Hola, lessie–dije.
Hola, Amie. Te ves bien hoy me dijo, pero su linea habitual sonmba apagada.
-Gracias. No te preocupes. Ella está un poco asustada en este momento, pero dale un dia para digerirlo y todo estará bien. Entonces podrás invitarla a salir de verdad–le dije. Me miró como si hablara en marciano.
-¿Qué?
-Estoy hablando de CeCe. No finjas conmigo, Jessie. Si no dejns de fingir y empiezas a actuar como el adulto que eres, tendré que patearte el trasero–le dije.
-Claro–dijo, con un pequeño rubor en las mejillas. Entonces, ¿un par de días?
Si, no más de dos. Ven con un bonito ramo de flores y sé dulce con ella.
-Puedo hacer eso–dijo asintiendo.
-Por supuesto que puedes. ¿Quieres lo de siempre, o estás listo para probar algo nuevo?-pregunté.
-No, tomare lo de siempre. Gracias, Amie–dijo.
Capítulo 6-2
-No hay problema–entregué la orden a la cocina y me aseguré de que mis mesas tuvieran lo que necesitaban y mantuve un ojo en el Alfa. Necesitaba pensar en una estrategia para lidiar con él. No parecía que fuera a rendirse, pero al mismo tiempo, no se habla acercado a mi. Asl que no tenia ni idea de lo que quería. Nuevamente se fue del restaurante sin siquiera mirarme. ¿Tal vez estaba pensando demasiado las cosas? ¿Tal vez solo era un turista? Ni siquiera sabia si mi falta de lobo y todos los años viviendo con humanos habian enmascarado mi olor a lobo. Para estar segura, fui directamente a casa después del trabajo y me quedé dentro hasta después del almuerzo del día siguiente. Tenla el turno de tarde y me alegró ver
con la señora Jones.
-Ahí está dijo la señora Jones alegremente.
Hola chicos, ¿qué pasa?-pregunté.
me dii
CeCe hablando
-CeCe me ha estado poniendo al día sobre tu hombre oscuro y misterioso–me dijo la señora Jones.
¿Quién?-No creo que engañara a nadie.
-El señor de la cafetera caliente en la rodilla–me recordó la señora Jones.
Oh, claro, él. ¿Qué pasa con él?
-Estuvo aqui para el desayuno y el almuerzo, parecía decepcionado de no verte–me dijo CeCe.
-Oh, por favor. Ni siquiera sabe que existo–dije.
-No lo sé. Creo que tienes un nuevo pretendiente–dijo la señora Jones, sonando emocionada. Solo sacudí la cabeza y me puse a trabajar. Si el Alfa había venido dos veces más hoy, podía descartar la idea de que fuera solo una coincidencia. ¿Qué quería de mi? ¿Pensaba que era una loba solitaria? No había manadas en la zona, así que no podía estar preocupado de que invadiera el territorio de su manada. Mis pensamientos me ocuparon durante todo el servicio de la cena. El Alfa no había venido. ¿Tal vez no venía a cenar? ¿Podria hablar con la señora Jones y pedirle que me pusiera en el turno de noche todos los días durante un par de semanas? Estaba tratando de encontrar una buena razón para pedirlo cuando la puerta se abrió y el Alfa entró. Ahi se fue mi nuevo plan por la ventana. Como de costumbre, se sentó en mi sección.
-CeCe–empecé, pero antes de que pudiera decir algo más, ella levantó una mano.
-No, Amie. Es hora de que te pongas los pantalones de niña grande y lo enfrentes. Obviamente está tratando. de que lo atiendas. Siempre se sienta en tu sección, cada vez eligiendo una mesa que te ha visto atender.. Ahora, pon una sonrisa y ve a ver qué quiere ese hombre tan guapo–dijo CeCe.
-No quiero–objeté.
-Qué pena. Ahora vete, tengo mis propias mesas que atender. Solo hago esto porque te quiero–me dijo. Bien, tenía que hacerlo. Estaria bien, estaba en medio del restaurante y nada podría pasarme aquí. Lo peor que podría hacer era hablarme. Tomé una respiración profunda y me acerqué a su mesa.
-Hola, soy Amie y seré tu mesera hoy. ¿Qué puedo traerte?-dije con mi voz alegre de trabajo.
Hola, Amic. Soy Finlay y eres una mesera dificil de encontrar–dijo con una voz rica y reconfortante.
-¿Perdón?-dije. Él se rió.
-Nada. Tomaré las chuletas de cerdo–me dijo.
Claro, ¿y para beber?
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-Una Coca–Cola, por favor.
-Enseguida–dije, tomando su menú y desapareciendo para entregar su orden a la cocina. Le llevé su Coca- Cola y
wego su comida. Fuimos corteses el uno con el otro, pero no intentó iniciar una conversación. Me
senti aliviada, habia exagerado. No iba a pasar nada. Eso fue hasta que le llevé la cuenta. La hora de la cena habia terminado hacia un rato y el restaurante estaba casi vacio, excepto por un par de locales sentados, tomando café. Me acerqué a su mesa y dejé In cuenta. Estaba a punto de Irme.
-Amic, espera un momento–murmuró, lo suficientemente bajo para no ser escuchado, pero lo suficientemente alto para que yo lo oyera. Me congelé y me volví hacia él. Creo que necesitamos hablar-
me dijo.
-No creo que lo necesitemos–dije, usando el mismo tono bajo que él. Una sonrisa apareció en sus labios. No lo hacía ver más sexy. Ni un poco.
-No quiero hacerte daño, pequeña loba. Solo quiero hablar–dijo. Bufé. Pequeña loba, mis narices.
-Entonces habla–lo desafić.
-No aqui. Demasiados oidos interesados. En algún lugar, privado.
-Si, no me reúno con hombres extraños, especialmente lobos extraños, a solas. No tengo un deseo de muerte.
-Te prometo que estás segura conmigo–me dijo.
-Eso no lo dice ningún depredador–comenté. Lo hizo reir de nuevo.
-Supongo que tienes razón. ¿Hay algún lugar público donde podamos hablar entonces?-preguntó. Suspiré. No quería hablar con él, pero por otro lado, tenía la sensación de que no me dejaria en paz hasta que lo hiciera. Podría decirle al sheriff que Finlay me estaba acosando, o podría decirselo a Jessie. De cualquier manera, sabia que intentarian sacarlo del pueblo. La palabra clave era intentar. No había mucho que pudieran
hacer contra un Alfa.
-Está bien. Detrás de la biblioteca hay un sendero que lleva al lago. Hay algunas mesas de picnic alli. Nadie las usa antes del mediodia–le dije. El asintió.
-¿Cuándo puedo verte?
-Tengo el día libre mañana. Encuéntrame a las diez de la mañana.
-Te estaré esperando, Amie–me dijo..
-Vale, eso no es nada espeluznante–dije y me alejé. Pude oirlo reir. Se fue poco después, dejando una buena propina. Suspiré. Senti como si hubiera sellado mi destino.