Libro 2 | La Fabulosa Vida de Jay Capítulo: 17
Jay
No voy a mentir, realmente me gustó acurrucarme y besarme con Evan mientras veíamos una película en mi casa. Evan pudo comportarse como un idiota con lo que dijo en mi salón, pero me di cuenta de que estaba arrepentido de haber dicho que yo era una colección.
Sabía que se iba a Disney en unos días y realmente esperaba que cuando regresara le dijera la verdad a Laura. La verdad era que, por mucho que me gustara Evan, no me gustaba el hecho de que ni siquiera podía salir en una cita con él porque no había sido sincero sobre
quién era realmente.
Estaba en una cafetería local comprando un latte. Recogí mi latte y salí del lugar, camino a mi coche, cuando sentí una mano en mi hombro. Me di la vuelta y vi que era Tristan.
-¡Tristan! ¿Qué estás haciendo? -le pregunté.
-Estaba pasando por aquí y te vi. Pensé en saludarte, guapo me dijo.
-Tristan, por favor – le dije.
-Por favor, ¿qué? -expresó sonriendo.
Lo miré, solo necesitaba alejarme de él.
-Ah, ¿recuerdas cuando me rogabas y decías por favor? Era cuando te tenía inclinado sobre
el sofá, muy cerca de ti. Extendía la mano y acariciaba tu polla, ¿lo recuerdas?
Sentí un calor que me inundaba al recordar a Tristan. El sexo entre nosotros era tan ardiente.
-Yo, urn…-tartamudeé.
Tristan sonrió y se inclinó más cerca para susurrarme al oído.
-Siempre me encantó follarte. De hecho, solo pensar en esos recuerdos me está poniendo
duro, Jay.
Contuve el aliento cuando dijo eso. Mi cuerpo me estaba traicionando. Empecé a desear a Tristan, pero mi mente seguía tratando de recordarme que Tristan era un problema.
-Tristan, no podemos, tú lo sabes–le dije.
Tristan retrocedió y me miró y dijo:
-Mi mayor remordimiento fue no decirle la verdad a mi esposa y admitirle que estaba
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enamorado de ti, Jay.
Cerré los ojos.
-Tristan, es demasiado tarde, he seguido con mi vida -le dije.
-¿De verdad? ¿Y qué pasa si hago esto? -preguntó mientras agarraba mi cabeza y presionaba sus labios contra los míos.
Me sorprendió tanto que hiciera eso, que dejé caer mi latte, pero esa no fue la parte sorprendente. Estaba perdiendo la batalla con mi cuerpo, agarré a Tristan y lo besé de vuelta.
Evan
Estaba conduciendo cerca de una cafetería y vi el coche de Jay afuera. Sonreí y pensé, tal vez lo sorprenderé esta mañana.
Cuando miré más allá del coche de Jay, vi a dos hombres abrazados. Uno de esos hombres se parecía a Jay. De repente, la ira me invadió. Me detuve y estacioné mi coche.
Crucé rápidamente la calle y me acerqué a los chicos que acababan de separarse de su beso. Me encontré cara a cara con Jay.
-¡Evan! -dijo Jay cuando me vio.
Negué con la cabeza y miré al otro chico, luego de nuevo a Jay.
-Deberías haberme dicho que estabas con alguien le dije.
-No, esto no es lo que parece, Evan -comentó Jay.
-Ok, parece que acabas de besar a este chico aquí, así que dime cómo no parece eso -le dije, molesto.
-Sí, lo besé, pero no estoy con él, ¡es mi ex!
-Para ser un exnovio, estás siendo muy amigable con él -le dije.
-¿Evan? ¿Jay? ¿Está todo bien? -dijo mi mamá, apareciendo de la nada. ¿De dónde salió mi
mamá?
-¡Mamá, maldita sea! -dije, molesto.
-¿Qué está pasando? Parece que hay algo sucediendo entre ustedes tres -expresó mi mamá, mientras nos miraba,
-Jay, ¿estás saliendo con este hombre? Actúa como si estuvieran juntos -dijo Tristan.
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Jay me miró y luego se volvió hacia Tristan.
-No, no estamos en una relación.
-Entonces, ¿por qué está celoso de que te besé, cariño? -preguntó Tristan a Jay.
-¡Maldita sea! ¡Estás con él! ¡Me mentiste, Jay! -grité.
-¡Basta! No mentí, ¡Tristan, cállate! -gritó Jay.
-Ok, ¡suficiente! Están haciendo una escena muy pública aquí —dijo mi mamá.
Miré y vi que estábamos reuniendo a una multitud. Cerré los ojos, esta no era la forma en que
quería que mi mamá se enterara. No tenía elección, no podía inventar nada que ella creyera
ahora.
-Mamá, soy gay, y me gusta Jay ―le dije.
Cuando abrí los ojos, mi mamá me estaba mirando sonriendo.
-Evan, vamos a entrar a la cafetería y hablar —dijo.
Miré a Jay, que estaba mirando hacia abajo. Sentí un dolor atravesarme. Ni siquiera podía
mirarme a la cara.
Asentí con la cabeza y seguí a mi mamá dentro de la cafetería. Ella se sentó en la mesa y dijo:
-Tráeme una chai tea latte y cómprate algo, va a ser una conversación larga.
