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La Guerra de una Novela 36

La Guerra de una Novela 36

Capítulo 36 

-¡Los asesinos merecen ser ejecutados sin piedad! -vociferó una de las jóvenes

Las atacantes irradiaban una furia visceral. Sus miradas centelleaban con odio y sus rostros se contorsionaban en muecas de desprecio, como si ansiaran desgarrar a Sabrina con sus 

propias manos

Para cualquier observador casual, parecería que Sabrina era la némesis que había arrebatado la vida de sus seres más queridos

Al estudiar las expresiones desencajadas de aquellas personas, Sabrina dedujo que se trataba de seguidoras acérrimas de Araceli. No solía frecuentar las redes sociales, y hasta entonces desconocía que Araceli hubiera cultivado una base de admiradores tan fervientes

Apenas ayer había descubierto que los seguidores de Araceli se contaban por millones

Su imagen de vulnerabilidad cautivadora, su virtuosismo con el violín y el relato de cómo, pese a su enfermedad terminal, enfrentaba cada día con inquebrantable vitalidad, le habían granjeado una legión de admiradores incondicionales

En apenas seis meses, la notoriedad de Araceli había escalado hasta equipararse con la de figuras de segundo nivel en la industria del entretenimiento

Que una persona ordinaria como Araceli alcanzara semejante renombre evidenciaba la existencia de alguien orquestando meticulosamente su ascenso desde las sombras

Y ese alguien no era otro que André

Araceli había firmado contrato con una agencia mediática perteneciente al Grupo Carvalho

André nunca desmintió los rumores románticos que la vinculaban con Araceli, justificándole a ella que era una estrategia para construir su imagen pública y acrecentar su popularidad

El anhelo final de Araceli es convertirse en una celebridad, le había explicado André

Y dada la premura impuesta por su deteriorada salud, no podía permitirse el lujo de cultivar seguidores gradualmente

El escándalo constituía la vía más expedita para captar la atención colectiva

Tras enterarse, Sabrina, aun en desacuerdo, optó por la resignación

Rara vez prestaba atención al mundo digital, y jamás anticipó que en apenas unos meses, Araceli acumularía semejante séquito de devotos

Al encontrarse frente a aquella turba enardecida, Sabrina tomó una decisión instantánea y entregó a Romeo al chofer

-Gustavo, llévate a Romeo inmediatamente

Gustavo comprendió que aquellas personas perseguían a Sabrina y que cualquier demora 

20:10 

podría poner en riesgo al pequeño. Asintió con determinación y alzó a Romeo en brazos

-Joven señor, debemos marcharnos ahora

Sin embargo, Romeo se resistía obstinadamente

-¡No! La señora Ibáñez está amenazada. No puedo abandonarla así

Estas palabras inundaron el corazón de Sabrina con una calidez inesperada

Su esposo e hijastro la trataban como a una adversaria. Pero este niño, con quien apenas había convivido dos días, se negaba a dejarla desprotegida

-Romeo, por favor, adelántate -murmuró Sabrina con voz serena-. Puedo arreglar esto sola. Si permaneces aquí, solo conseguirás que me preocupe también por tu bienestar

La angustia brillaba intensamente en los ojos del pequeño

-Pero… 

Sabrina se mantuvo firme

-Vete ya. Confía en que sabré manejar esta situación

Romeo comprendió entonces su limitación infantil; no solo sería incapaz de auxiliar a Sabrina, sino que entorpecería sus movimientos

Momentos antes, si la señora Ibáñez se hubiera apartado, aquel huevo lo habría impactado a él 

directamente

Gustavo subió a Romeo al vehículo y partieron velozmente

Apenas el auto se puso en marcha, Romeo extrajo su teléfono móvil y contactó a Gabriel

[Papá, Sabrina está bajo ataque. Es tu oportunidad perfecta para convertirte en su caballero salvador.

Justo cuando el automóvil de Romeo se alejaba, otra agresora lanzó una botella con fuerza

-¡Pum

El proyectil impactó certeramente contra la cabeza de Sabrina. Un velo de oscuridad nubló su visión, casi provocándole un desmayo

Un hilo de sangre comenzó a descender lentamente por su frente, tiñendo su blusa con manchas carmesí

La multitud, hasta entonces envalentonada, pareció congelarse ante la visión de la sangre, quedando súbitamente silenciada

Aquellos valientes guerreros digitales, tan audaces tras un teclado, palidecieron al contemplar las consecuencias reales de sus actos

Capitulo 36 

En ese preciso instante, un lujoso sedán negro de edición limitada se aproximó pausadamente desde la distancia

Al percibir la llegada de un desconocido, el grupo se inquietó visiblemente y, sin saber quién lo inició, alguien gritó ¡Escapen!, provocando que la turba se disolviera en cuestión de segundos

Sabrina se llevó la mano a la herida; sus dedos quedaron empapados en sangre

El vehículo negro frenó bruscamente junto a ella

La ventanilla descendió con suavidad mecánica, revelando un rostro masculino de facciones 

perfectas y tez pálida

La mirada gélida e impasible del hombre recorrió el rostro ensangrentado de Sabrina

-Sabrina, ¿comprendes ahora dónde radicó tu error

La Guerra de una Novela

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Score 9.9
Status: Ongoing Type:
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