Capítulo 18
El sonido del monitor del hospital sonaba de forma continua, anclándome mientras abría los ojos. Me dolía el cuerpo, pero mi primer instinto fue ponerme una mano sobre mi vientre.
-El bebé -susurré con voz temblorosa.
–
-Ambos estáis bien dijo Preston suavemente, sentándose a mi lado, con su mano sosteniendo la mía-. El bebé está a salvo, pero necesitas descansar.
Solté un suspiro tembloroso, sintiendo cómo me invadió el alivio, pero el recuerdo del centro comercial (el momento en que me agarraron y los disparos) todavía persistía en mi mente.
-¿Qué pasó? -pregunté con voz ronca.
La expresión de Preston se endureció. Lo hemos investigado. La policía dijo que fue un asalto. Solo tuviste mala suerte, Zoe. Lugar equivocado, momento equivocado.
Sus palabras no me convencieron. Había algo en todo el incidente que me sentía… extraño.
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-No dije, sacudiendo la cabeza-. No fue casualidad, Preston. Parecía algo más que eso.
Preston frunció el ceño y me observó. -¿Qué estás diciendo?
-No creo que ha sido una coincidencia dije con firmeza-. Alguien queria hacerme daño. Estoy segura.
Preston exhaló y apretó la mandíbula. -Si eso es lo que piensas, haré que se reinvestiguen. Pero por ahora, necesitas concentrarte en descansar.
-No quiero estar sola -admiti, con la voz ligeramente quebrada.
-No estarás sola -dijo Preston, inclinándose más cerca-. He apostado guardaespaldas afuera de tu habitación. Y no me voy a ninguna parte. Lo
prometo.
Los días que siguieron fueron lentos y angustiosos.
Los médicos insistieron en mantenerme en el hospital. Mi embarazo era delicado y querían monitorearme de cerca. Preston siempre estaba a mi lado, asegurándose de que tuviera todo lo que necesitaba.
Pero por la noche, cuando la habitación quedaba en silencio, el miedo volvía a infiltrarse.
Poncaha on ol hohé en todo lo que había luchado tan duro nor construir
Canitulo 18
1572 Sar 13 Mar
Pensaba en el bebé, en todo lo que había luchado tan duro por construir. Pensaba en el caos que había dejado atrás y en como siempre parecia encontrarme de nuevo.
Preston se sentaba a mi lado y me tomaba la mano cada vez que me perdia en mis pensamientos. “Saldremos adelante“, decia con voz firme y reconfortante.
Y yo le crei.
Unos días después, uno de los empleados de Preston entró en mi habitación del hospital.
“Hemos estado revisando las grabaciones de cámaras del centro comercial“, dijo, mirando a Preston.
-¿Y?-preguntó Preston con voz aguda.
El miembro del personal dudó. “No fue algo casual. Se vio a Madison en la zona. Parecía estar vigilando a Zoe. Creemos que orquestó el ataque“.
La sangre se me heló en la cara.
-¿Madison? -susurré, con el estómago retorcido.
-Quería venganza–continuó el hombre-. Está claro que no se trata solo de dinero. Está tratando de hacerte daño, Zoe.
Preston se puso de pie, con una postura tensa. “Quiero que la encuentren. Ahora. Y quiero que esta información sea comparta con los medios. Ella necesita saber que no puede esconderse“.
El hombre asintió y salió rápidamente de la habitación para cumplir las
órdenes.
Me quedé allí, congelada, mientras Preston regresaba a mi lado.
-Zoe -dijo con dulzura, agachándose junto a mí-. Yo me encargaré de esto. No necesitas preocuparte por ella.
-Pero pensé que todo había terminado -dije con voz temblorosa-. Pensé que Travis era lo último.
Preston tomó mis manos entre las suyas. “Está desesperada. No le queda nada. La gente como ella no sabe cómo dejar ir. Pero no te va a hacer daño. No lo permitiré“.
Esa misma noche, mientras estaba sentada en la cama tratando de calmar mis nervios, una enfermera entró en la habitación llevando un pequeño paquete.
-Esto fue entregado para usted -dijo, colocándolo en la mesita.
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Preston y yo intercambiamos una mirada antes de que él lo tomara, abriéndolo con cuidado.
En el momento en que levantó la tapa, un olor metálico me golpeó y mi estómago se revolvió.
Dentro había ropa de bebé cubierta de sangre.
Al lado había un trozo de papel con un mensaje garabateado con tinta roja:
Me arruinaste. Así que voy a quitarte todo.
Madison.
Sentí que mi respiración se entrecortaba y que mi pecho se apretaba mientras el pánico se apoderaba de mí.
Preston cerró la caja de golpe, con el rostro oscuro por la furia. -Eso es todo -gruñó. Va a pagar por esto.
No podía hablar, mi mente daba vueltas mientras miraba la caja cerrada.
No mucho después de que llegara el paquete, la televisión en mi habitación del hospital se encendió. Al principio no presté mucha atención, porque mi mente todavía estaba aturdida por la amenaza de Madison.
Pero luego escuché el nombre de Preston.
“El multimillonario Preston Urie atrapado en un escándalo“, anunció la presentadora con voz aguda y dramática.
Me quedé congelada y mis ojos se fijaron en la pantalla.
Empezaron a aparecer fotos en la televisión. Preston, sonriendo, estaba de pie junto a una mujer de pelo largo y oscuro.
Y luego la siguiente imagen me detuvo el corazón.
Él la estaba besando.
No era solo un beso amistoso ni un momento inocente fuera de contexto. Era algo íntimo: su mano acariciando su rostro como si ella significara algo para
él.
-No–susurré, sacudiendo la cabeza y con el pulso acelerado.
Me volví hacia Preston, que estaba sentado a mi lado, con el rostro repentinamente pálido.
-¿Qué significa esto? -pregunté con voz temblorosa mientras señalaba hacia la pantalla.
Capitulo 18