Capítulo 8
Di un puñetazo sobre el escritorio y el sonido resonando en mi oficina.
Por donde mirara, reinaba el caos. Mis acciones cayendo en picada, los inversores estaban retirando y los medios no dejaban de acosarme. No importaba cuántas declaraciones diera, no importaba cuánto inventaba dar vuelta a la historia, nada funcionaba.
Era como intentar detener una inundación con un vaso de papel. -Señor–interrumpió vacilante uno de mis empleados, de pie en la puerta.
-¿Qué pasa ahora? -respondí, con la paciencia al límite.
“Hemos rastreado la cuenta ficticia“, dijo con voz temblorosa. “Pero…”
“¿Pero qué?”
“Está emitiendo señales desde el medio del mar. La ubicación se puede rastrear“.
Maldije entre dientes y empujé los papeles que había sobre mi escritorio a un lado. “¿Me estás diciendo que no puedes encontrar quién está haciendo esto?”
El empleado del personal bajó la mirada, evitando mi mirada furiosa. “Estamos intentando, señor. Pero quien sea, es bueno“.
Le despaché con un gesto, mientras mi frustración hervía.
La cuenta ficticia no paró de enviarme pruebas que destruían todo lo que había construido. Mi reputación, mi empresa… todo se estaba desmoronando. Me recliné en mi silla, agarrando los apoyabrazos con tanta fuerza que mis nudillos se pusieron blancos.
Nada de esto tenía sentido.
Había leído la carta de Zoe docenas de veces, revisando cada palabra. Ella se había ido. Pero en el fondo, algo no se sentía bien.
¿Qué pasaría si no estuviera muerta?
El pensamiento me atrapó y por un momento, no pude respirar.
-No -murmuré para mí-. Es imposible.
Pero el vacío dentro de mi se negaba a ser ignorado. Odiaba cómo me carcomía, cómo su ausencia se sentía como un peso que no podía quitarme
Capitulo B
15:09 Sat, 15 Mar
No amaba a Zoe. Nunca lo amé.
Entonces, ¿por qué sentía como si mi pecho se hundiera cada vez que pensaba en ella?
Golpeé mis manos sobre el escritorio. “¡Ya basta!”
Cogi el teléfono y llamé a mi jefe de seguridad. -Quiero una investigación completa. Averigua todo sobre Zoe. Dónde estuvo, con quién habló… todo. Y note detengas hasta obtener respuestas.
“Sí, señor“, vino la respuesta.
Madison irrumpió en mi oficina sin tocar la puerta, como de costumbre.
-Travis -dijocon voz suave, casi suplicante.
Antes de que pudiera decir una palabra, me abrazó y me besó.
Me quedé paralizado, mi mente volviendo a Zoe. Su rostro, su voz, su risa… todo volvió de golp.
Empujé a Madison y sentí una opresión en el pecho.
-¿Qué pasa? -preguntó, aturdida.
Pasé una mano por mi cabello, obligándome a sonar calmada.
“No deberíamos estar juntos ahora. No con todo lo que está pasando“.
Su expresión se ensombreció. “¿Aún te preocupan los medios? Travis,he perdido todo, incluida mi carrera como modelo. Ethan se está divorciando de mí. No tengo a dónde ir“.
Suspiré, pinchándome el puente de la nariz. “Ve al hotel. Ya veré qué hacer más tarde“.
Abrió la boca para discutir, pero no le di la oportunidad. Agarré mi abrigo y salí, dejándola atrás.
El funeral era sombrío, el aire denso con el olor de los lirios y el luto.
Me quedé junto al ataúd, mirando fijamente a la mujer que decían que era mi esposa.
Su rostro estaba pálido, inerte y sereno.
Pero algo sobre ella se sentía… extraño.
No podía precisar exactamente qué era, pero cuanto más miraba, más
incómodo me sentía.
¿Era realmente ella?
CI
mianta
mi manta u antan da darmo a nuanta Jan 16ariman
Sat 15 Mar
El pensamiento se retorcia en mi mente y antes de darme cuenta, las lágrimas corrian por mi rostro.
Las limpie rápidamente, enojado conmigo mismo por dejar que mis emociones se desvanecieran.
“Se fue“, me susurré a mi mismo. “Es todo lo que importa“.
Me di la vuelta y sali de la habitación, con el pecho apretado por algo que no podia nombrar.
Mientras caminaba hacia mi coche, vi a alguien en la distancia.
Una mujer.
Su cabello, su postura… todo me resultaba tan familiar.
-¿Zoe? -susurré, con la respiración entrecortada en mi garganta.
Di un paso hacia ella, pero antes de que pudiera alcanzarla, desapareció entre la multitud.
Sacudi la cabeza, obligándome a mantenerme en el presente. -Estás siendo ridículo -murmuré-. Es solo un fantasma.
Me volví hacia mi coche, intentando apartar ese pensamiento.
Pero antes de que pudiera abrir la puerta, dos policías se acercaron.
“¿Travis Harper?“, dijo uno de ellos.
Me enderecé, sintiendo que mi estómago se hundía. -¿Si?
“Estás arrestado“, dijo el oficial, sacando una orden judicial.
-¿¿Qué? -dije, levantando la voz-. ¿Con qué argumentos?
*Tenemos pruebas que te vincula con la muerte ilegal de la madre de Zoe Hart“, dijo de manera tajante.
Mi corazón se detuvo.
-No sé de qué estás hablando -dije con voz temblorosa-. ¿De dónde sacaste esa… prueba?
El oficial no respondió. Simplemente me hizo un gesto para que me alejara del
coche.
Mientras me ponían las esposas, mi mente corría.
¿Quién podría haber hecho esto? ¿Quién tendría los documentos?
Cuando finalmente tuve mi llamada, llamé inmediatamente a mi abogado. -¿Quién les dio las pruebas? -pregunté mientras caminaba de un lado a otro
Capitulo 8