Capítulo 30
Leonardo recordó lo que había dicho antes, echó un vistazo a Carlota y asintió.
-Si quieres hacerlo, adelante.
Viviana sintió de inmediato un impulso renovado. Para conquistar el corazón de un hombre, primero hay que conquistar su estómago; esa regla funcionaba con cualquier hombre, especialmente con los mayores.
In que
Viviana ya se lo había anticipado, por se había preparado bien en el arte culinario, estudiando a fondo los gustos de Leonardo, por lo que estaba segura de que, sin duda, le encantaria lo que preparara.
Se levantó con alegria y se dirigió a la cocina.
-¿Quieres que te ayude? -preguntó Carlota, sintiendo que no era correcto quedarse sin hacer nada mientras Viviana cocinaba.
Sin embargo, Leonardo la sujetó del brazo.
-¿Ayudar en qué? Ven, vamos a jugar ajedrez. Si no vienes, no tendré con quién jugar.
Dicho eso, la llevó directamente hacia adentro.
Viviana sintió ganas de escupir sangre, ¿por qué tenía la sensación de que había ido alli solo para hacer de cocinera?
Daniel suspiró y no tuvo más remedio que seguir a Viviana hasta la cocina.
-Déjame ayudarte.
Viviana lo miró con ojos brillantes.
-Daniel… Parece que el abuelo realmente aprecia a Carlota.
Daniel tampoco podía entenderlo del todo.
-Ella ha estado acompañando al abuelo todo este tiempo, así que es natural que se haya. encariñado con ella, pero no te preocupes, ve con calma.
-Sí, lo sé. -respondió Viviana, aunque en su interior solo sentia celos..
s para o
¿Qué tenía de especial Carlota? ¿Solo sabía decir cosas el favor de Leonardo?
Afortunadamente, Daniel todavía estaba de su lado.
Daniel observó cómo Viviana terminaba de preparar los platillos. La comida tenía un aspecto exquisito y se veía realmente apetitoso. Viviana también se sintió satisfecha y levantó la vista. -¿Qué te parece mi comida?
01:39
Capitulo 20
-Tranquila, se ve muy bien. Estoy seguro de que al abuelo le encantará–la animó Daniel.
Al escuchar eso, Viviana se sintió aún más segura.
-Ve a llamar al abuelo para que venga a comer.
Daniel apenas se acercó al estudio cuando escuchó el sonido de las piezas moviéndose en el tablero.
-¿Cómo puedes hacer ese movimiento? No, no, me arrepiento, quiero cambiarlo.
La voz de Leonardo era fuerte y enérgica.
-Abuelo, si se arrepiente después de jugar, ¿cómo puede llamarse un hombre de palabra? Ya ha hecho su movimiento, no puede cambiarlo.
-No es justo, tú rompiste la estrategia, por eso me equivoqué.
-Eso se llama astucia en el juego.
-¡No, no, no!
Daniel entró y vio a los dos discutiendo acaloradamente sobre la partida y con voz calmada,
dijo:
-Abuelo, la comida ya está lista, será mejor que vayamos a comer.
-¿Comer? No he ganado ni una sola partida hoy, no puedo comer hasta que gane al menos.
una.
Daniel arqueó una ceja.
-¿Ni una sola victoria?
Miró con sospecha a Carlota y se acercó al tablero. Al analizar la posición de las piezas, sus ojos se tornaron más profundos y se giró para observarla con interés.
¿Ella habia jugado esa partida?
Carlota notó la mirada de Daniel y cubrió el tablero con las manos antes de dirigirse a
Leonardo.
-Está bien, abuelo, podemos continuar después de comer. Es mejor que vayamos a cenar
primero.
-No quiero.
-Ya está decidido. En esta partida ya no tiene caso seguir, porque no hay forma de que gane. Después de comer, comenzamos otra desde cero.
Leonardo puso una expresión de derrota.
Justo en ese momento, Viviana apareció en la puerta con una sonrisa forzada.
-Abuelo… -dijo con un tono timido-, Preparé su comida favorita, ¿por qué no prueba un poco
20
01:39
antes de seguir jugando?