Capítulo 24
Carlota se habia casado con un viejo, ¿no? ¿Cómo fue posible que ese hombre fuese Daniel? Daniel no era ciego, ¿cómo podia fijarse en Carlota?
La indignación la carcomía por dentro. No lo aceptaba, ni lo creía. Seguramente había algo turbio detrás de todo eso. No podia ser que Carlota realmente se hubiera casado con Daniel.
Cuando todos se fueron, el gerente se apresuró a informar con una actitud servil.
-Sr. Zelaya, Sra. Zelaya, todo está resuelto. No quiero molestarles más.
Carlota asintió y solo entonces, soltó a Daniel. Pero al instante siguiente, su muñeca fue atrapada con fuerza y ante las miradas atónitas de todos, Daniel la arrastró fuera del lugar.
-¡Sueltame, Daniel! ¿Qué demonios te pasa? -gritó Carlota.
-¿Satisfecha ahora?
Cuando llegaron afuera, Daniel finalmente la soltó y la miró con frialdad.
Carlota se frotó la muñeca dolorida.
-Más o menos.
Daniel estaba tan furioso que sentía que iba a explotar.
¿Te atreves a amenazarme? ¿Sabes cuáles serán las consecuencias?
Carlota alzó la cabeza con aplomo y lo miró directamente.
-¿Acaso algo de lo que dije no era cierto? Al fin y al cabo, sigo siendo tu esposa. Si me humillan aquí y la gente se entera, ¿crees que será bueno para tu reputación?
-¡Lo hiciste a propósito, Carlota!
No cabía duda de que lo había hecho con toda la intención. De lo contrario, ¿por qué no había actuado así antes?
-¿A propósito? Ay, lo único que lamento es de no haberme dado cuenta de lo útil que es llevar el apellido Zelaya, antes. Si lo hubiera sabido, lo habría usado mucho antes, fijate que con solo mencionarlo, todo se resuelve al instante. Pero qué lastima, ya casi nos divorciamos, asi que no podré aprovecharlo por mucho tiempo.
Dicho eso, lo miró con aparente inocencia.
-¿Qué pasa? No me digas que eres tan egoista que ni siquiera me dejarás usarlo unos días
más.
Daniel se quedó sin palabras. Cuando Carlota se giró con una sonrisa encantadora, él la agarró por los hombros y la empujó contra la pared, por lo que ella sintió un dolor en la espalda y frunció el ceño.
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Capitulo 24
-Daniel, ¿te volviste loco?
-Que sea la última vez. Si vuelves a amenazarme, ya sabes lo que pasará.
Su mirada, oscura y llena de rabia, se clavó en la de Carlota con un fuego contenido.
Ella sintió un escalofrio en el pecho, pero enseguida soltó una risa burlona. Claro, ya estaban a punto de divorciarse, ni siquiera quería ayudarla en algo tan simple, pero si hubiera sido Viviana la que sufría una humillación asi, seguramente, él habría destruido a Ofelia y su grupo sin pensarlo dos veces. Compararse con esa mujer solo sirvió para llenarla de rabia.
-Sueltame–dijo Carlota con frialdad, sin desviar la mirada de la suya.
Daniel no se movió.
Carlota sonrió de repente y lo miró con burla.
-Estamos a punto de divorciarnos, pero sigues acercándote tanto a mi… Daniel, ¿no me digas que te estás arrepintiendo y ahora quieres seducirme?
Mientras hablaba, deslizó un dedo sobre su pecho. Daniel se estremeció sin darse cuenta y cuando bajo la vista, se encontró con los ojos juguetones de Carlota. Su garganta se secó al instante, y un cosquilleo eléctrico recorrió su cuerpo. Carlota llevaba una simple camiseta de cuello redondo, pero el escote era lo suficientemente bajo como para dejar ver su piel blanca y suave. El calor de sus cuerpos tan cerca hacía que cualquier movimiento los hiciera rozarse.
Daniel se sorprendió al notar algo en lo que nunca había reparado: Carlota tenía una figural increíble, y su pecho… ¿siempre había sido tan prominente?
No, ¿qué demonios estaba pensando?
Molesto consigo mismo, la soltó bruscamente y se girá de espaldas.
Carlota lo miró, desconcertada. ¿Qué le pasaba ahora? ¿De verdad se había enojado solo porque lo tocó?
-Daniel, ¿qué te pasa? Solo te rocé un poco. Además, no hay una parte de tu cuerpo que no haya tocado, ¿y ahora vienes a hacerte el digno? Cuando estabas borracho, fui yo quien te limpió el cuerpo entero. No solo el pecho, sé perfectamente cuánto pesas, ya toqué hasta en los lugares que ni tú recuerdas.
-¡Carlota! ¡Ya basta!
¡Esta mujer era una descarada!
Daniel se giró con la mirada encendida de furia.
Carlota vio sus ojos enrojecidos, rebosantes de enojo, nunca lo había visto tan molesto, así que decidió que era mejor cerrar la boca. Más le valía parar a tiempo antes de llevarse un revés. Si él había decidido mantenerse puro por Viviana, ella no tenía nada más que decir.
Daniel sintió un calor insoportable en el pecho, le lanzó una última mirada fulminante a Carlota y bajando los escalones, se marchó sin decir más.
Capitulo 25
Capítulo 25