Capitulo 19
Capítulo 19
Ofelia notó que Carlota se quedaba inmóvil de repente y asumió que estaba asustada. Soltó un resoplido y girándose hacial los empleados, les ordenó con impaciencia:
-¿Qué están esperando? Echen a estas dos de inmediatol 20 es que ya no quieren que recargue mi tarjeta?
Una tarjeta de diez mil dólares les generaría una gran comisión. El gerente, por supuesto, no quería perder semejante cliente y rápidamente se abrió paso entre la gente, tras echar un vistazo a Ofelia, vestida de pies a cabeza con marcas de lujo, luego a las dos mujeres, con ropas más sencillas, tomó una decisión sin dudarlo.
-Señoras, hoy no podemos atenderlas. Será mejor que se retiren.
Rebeca abrió los ojos con incredulidad y miró al gerente con indignación.
-¿Qué quiere decir con eso? Nosotras también podemos pagar, ¿por qué tendríamos que irnos?
Detrás de ella, Ofelia jugaba distraidamente con sus uñas perfectamente arregladas.
-¿No tienen un poco de dignidad? Ya les dijeron que no son bienvenidas y aun así insisten en quedarse. ¡Gerente, si las saca de aquí ahora mismo, recargaré mi tarjeta con veinte mil dólares!
Los ojos del gerente se iluminaron, se giró de inmediato y elevando la voz, les gritó a Carlota y a Rebeca:
-¿No han escuchado? ¡Salgan de una vez!
-También somos clientas. ¿Por qué deberíamos irnos?
Rebeca se plantó en su sitio, decidida a no moverse.
El rostro del gerente se ensombreció y con una simple mirada dio la señal a los guardias de seguridad que aguardaban detrás. En cuestión de segundos, varios guardias se acercaron y tomándolas por los brazos, comenzaron a arrastrarlas hacia la salida.
-¿No quieren irse? ¿De verdad creen que no nos atrevemos a echarlas? ¡Por favor! No nos hacen falta clientas como ustedes.
Para ellos, no había comparación entre alguien que había ahorrado durante meses para permitirse una comida en ese lugar y quien podía almorzar ahí todos los días sin pensarlo dos veces.
Ofelia soltó una carcajada descontrolada, al ver a Carlota, quien siempre había estado por encima de ella, ser humillada de esa manera, no pudo sentirse más satisfecha.
Al notar que Rebeca y ella estaban siendo tratadas como basura, Carlota finalmente perdió la paciencia. Con un movimiento brusco, apartó al guardia que la sujetaba. Viendo que él intentaba volver a tomarla, levantó la voz con firmeza:
-¿Saben quién soy? ¡Atrévanse a tocarme y mi esposo no los dejará en paz!
Carlota miró de reojo a Ofelia, que se veía completamente satisfecha con la escena, luego a Rebeca, que apenas podía mantenerse en pie. Su amiga acababa de regresar y ya la había arrastrado a esa humillación. No podía permitirlo.
Los guardias titubearon y sorprendidos por la determinación de Carlota, se detuvieron por un instante.
Ofelia parpadeó confundida, pero al cabo de unos segundos soltó una carcajada burlona.
-¿Tu esposo? ¿Hablas de ese viejo que se aburrió de ti y te echó de su casa?
Carlota la miró fijamente.
-Deja de repetir todo lo que oyes como si fuera cierto. ¿Quién te dijo que me echaron? ¿Fue tu novio Héctor? ¿Ese inseguro todavía no supera lo nuestro? ¿Después de tantos años contigo, sigue obsesionado conmigo? Qué patético, ni siquiera le hablo y aun así, sigue hablando de mí a mis espaldas.
-¿Qué? Ofelia casi explotó de rabia-. Carlota, ¡qué egocéntrica eres! Nadie sigue pensando en ti.
Miró a su alrededor y notó que varias personas la observaban con curiosidad. De repente, sus ojos brillaron con astucia y tras una pausa, sonrió con desdén.
-Estás intentando sembrar discordia entre nosotros. ¿No será que en realidad eres tú quien no ha superado a Héctor?
Carlota soltó una risa cargada de desprecio.
in
21:29
Capítulo 19
-Mi esposo es mil veces mejor que Héctor. ¿Con un hombre como el mío, crees que perdería el tiempo pensando en un sujeto al que jamás extrañé?
-Carlota, solo estás presumiendo. ¿Quieres que haga que Héctor te expulse de Aguamar?
-Adelante -respondió Carlota, desafiante-. Veamos quién de las dos termina fuera de Aguamar.
Dicho eso, sacó su teléfono y bajo la mirada expectante de todos, marcó un número.