Capítulo 9
Daniel recorrió toda la habitación del hospital con la mirada.
Carlota parpadeo con rapidez y se levantó de inmediato.
-¿De verdad estás en el hospital?
Sin darle tiempo a reaccionar, Carlota tomó a Daniel del brazo y lo arrastró hacia afuera
-Si vas a armar un escandalo, hazlo afuera. No molestes a los demás pacientes
Daniel sintió que aquel lugar le resultaba extrañamente familiar, Viviana también había estado allí antes.
Ya en el exterior, Carlota solto su brazo. Entonces, Daniel percibió un aroma que le trajo recuerdos, hacía mucho tiempo que no estaba tan cerca de ella. Al ver como apartaba su mano, de pronto recordó que ese era el aroma único de su piel.
-Conseguiste el dinero rápido… parece que realmente amas a Viviana, ¿no?
Las palabras frías de Carlota lo sacaron abruptamente de sus pensamientos, funció las cejas y la miró fijarmente.
-De verdad estás enferma? ¿Qué tienes?
¿Y ahora venía a preocuparse por ella?
Esa preocupación tardía no servia de nada.
-No es nada grave, tranquilo. No te quedarás viudo.
Soltó una risa sarcastica.
-Carlota! Siempre tienes que hablar así?
Daniel la observó, sintiéndola cada vez más extraña, ya casi había olvidado cómo era su voz cuando le hablaba con dulzura. -¿Qué pasa? ¿Te parezco demasiado cruel? Con que Viviana sea dulce contigo, ¿no es suficiente?
-Tú -Daniel sintió que su sarcasmo le calaba hondo, pero entonces vio las marcas de las inyecciones en su muñeca delgada- ¿Qué enfermedad es tan vergonzosa que ni siquiera puedes decirme qué tienes?
Estaban a punto de divorciarse y por primera vez, él la miraba con tanta atención. En el pasado, no solo ignoraba si estaba enferma o si necesitaba una inyección, incluso si estuviese muriendo, él quizás ni se daría cuenta. Pero ella no pensaba decirle que alguna vez había llevado en su vientre a su hijo, eso sería una afrenta para el bebé que había perdido e irritada, cambió de tema de inmediato.
-¿Ahora vienes a preocuparte por mi? ¿De qué sirve? En estos tres años, aparte de en la cama, no cumpliste ninguna de tus obligaciones como esposo… Ah, ahora que lo pienso, ni siquiera salimos juntos a una cita, jamás me acompañaste de compras y eso me parece injusto. Si quieres que acepte el divorcio, además del dinero, tendrás que acompañarme a comprar ropa.
-¿Qué dijiste? -Daniel la miró con incredulidad, casi con diversión. De hecho, soltó una risa rígida. -¿No será que lo que tienes es un colapso mental?
Sin embargo, Carlota lo miró con firmeza.
-Hoy mismo. Ahora.
-¡Carlota! No exageres.
Daniel vio que hablaba en serio y su expresión se endureció.
-¿Esto te parece exagerado? Me hiciste perder tres años de mi vida, Daniel. Tres años en los que soporté a tu familia, las humillaciones de tu madre y cuidé de tu abuela enferma. ¿Crees que todo eso fue gratis? ¿Tú familia sabe que Viviana está embarazada sin estar casada? Porque con lo estrictos que son respecto a las apariencias, estoy segura de que jamás permitirían que se casara contigo.
Carlota terminó de hablar y alzó la cabeza con orgullo, mirándolo sin temor.
Daniel se percató de algo que no había notado, la mujer sumisa de antes ahora levantaba el rostro y lo enfrentaba con determinación. Su piel era incluso más blanca que la de Viviana, aunque estaba demasiado delgada.