apítulo 14
La marea cambia
Ryan Lancaster estaba sentado en su lujosa oficina, mirando el
contrato que Elena le había entregado. Sus ojos se posaron sobre el
documento, tratando de mantener el control que había pasado años
construyendo. Pero algo en la forma en que Elena
lo había confrontado despertó una sensación desconocida en sus entrañas. Por primera vez
en años, sintió que ya no era él quien estaba a cargo.
—Estás jugando un juego peligroso, Elena —dijo lentamente,
su voz tranquila pero con un toque de dureza.
Elena estaba de pie al otro lado de la habitación, con los brazos cruzados, su mirada
firme. —El juego se acabó, Ryan. Este contrato…
lo has estado ocultando durante años. Es una traición a mi familia
y no lo toleraré más.
Ryan soltó una risa baja, reclinándose en su silla. —¿Crees
que este contrato es el final? Realmente no tienes idea de
con qué estás lidiando.
El corazón de Elena se aceleró. Había algo en sus ojos…
algo que le envió un escalofrío por la columna vertebral. Pero no podía
darse el lujo de dar marcha atrás ahora. Necesitaba tomar el control, recuperar
lo que era legítimamente suyo.
—No te tengo miedo, Ryan —dijo con voz firme—.
Has manipulado a mi familia durante suficiente tiempo. No te
saldrás con la tuya.
La sonrisa de Ryan vaciló, solo por un momento, antes de recuperar
la compostura. —Llegas demasiado tarde, Elena. Las ruedas
ya se han puesto en movimiento. No puedes detener lo que viene.
A Elena se le heló la sangre. —¿De qué estás hablando?
Ryan se puso de pie y caminó hacia su escritorio con deliberada
lentitud. Se detuvo, de espaldas a ella, como si saboreara el
momento. —He estado planeando esto durante mucho tiempo. ¿Crees que
puedes exponerme con un solo documento? ¿Crees que
tienes el control ahora? Ni siquiera estás cerca de
comprender el alcance de esto.
—Se giró para mirarla, con los ojos fríos como el hielo—. Has cometido un
error al venir aquí. Y ahora, pagarás por ello.
Elena sintió una oleada de ira que la atravesaba, pero sabía
que tenía que mantener la calma. Ella ya había cometido un error
al subestimarlo. No volvería a cometer ese mismo
error.
“Te arrepentirás de esto, Ryan”, dijo, con voz firme pero
llena de determinación. “Porque no voy a dar marcha atrás”.
Una revelación impactante
Cuando Elena salió de la oficina de Ryan, su mente corría con
el peso de sus palabras. Había esperado resistencia, pero
lo que Ryan había dicho no era solo una amenaza. Hablaba
con un nivel de confianza inquietante, como si supiera
Elena sacó su teléfono y llamó
a Daniel.
—Elena —respondió Daniel, con la voz tensa por la preocupación—.
¿Qué pasó?
—Es más peligroso de lo que pensaba —respondió Elena, con un
tono tenso—. Dijo que las ruedas ya están en movimiento. No
sé qué quiso decir con eso, pero estoy empezando a pensar que
solo hemos arañado la superficie.
Hubo una pausa al otro lado de la línea, y luego
la voz de Daniel se suavizó. —Elena, he estado investigando
las finanzas de Lancaster. Creo que aquí está pasando algo más
que una simple adquisición corporativa. He encontrado algo…
algo que lo vincula con una red de personas que han estado
blanqueando dinero a través de empresas fantasma. Es más grande de lo
que pensábamos.
Elena se quedó sin aliento. —¿Estás diciendo que
Ryan ha estado involucrado en actividades delictivas? —Sí
—respondió Daniel—. Y creo que esto llega hasta
arriba. Si podemos exponer esto, podemos derribarlo. Pero
tenemos que actuar con rapidez.
El pulso de Elena se aceleró. Era el descanso que necesitaba, pero
también significaba que se enfrentaban a algo mucho más
peligroso de lo que había imaginado.
—¿Cuánto tiempo tenemos? —preguntó, agarrando el
volante con fuerza.
—No mucho —dijo Daniel con voz urgente—. La red de Ryan
es enorme y cuanto más esperemos, más difícil será
desenredarla. Tenemos que actuar rápido o corremos el riesgo de quedar atrapados en
el fuego cruzado.
La mente de Elena corría. Tenía que actuar ahora. Tenía que acabar con
Ryan antes de que tuviera la oportunidad de hacer su siguiente movimiento,
pero no podía hacerlo sola.
Planificar el siguiente movimiento
Más tarde esa noche, Elena se reunió con Daniel en su oficina, con el
peso de los acontecimientos del día presionando fuertemente sobre sus hombros.
Mientras se sentaba frente a él, la urgencia de su situación
era clara.
—Ryan ha estado blanqueando dinero a través de empresas fantasma —continuó
Daniel, mostrándole la evidencia que había reunido—.
Si podemos exponer esta red, podemos acabar con él para
siempre. Pero tenemos que ser estratégicos en esto. Si hacemos un
movimiento en falso, lo arriesgamos todo.
Elena asintió, su mente ya estaba analizando las
posibilidades. Sabía que esto no sería fácil, pero era la
única manera de detener realmente a Ryan.
“Necesitamos encontrar a las personas involucradas en su red”,
dijo Elena. “Los que lo han estado ayudando a cubrir sus huellas.
Si podemos desmantelar esto desde adentro, lo tendremos”.
—Está acorralado
—convino Daniel—. Tendremos que revisar cada documento,
cada pieza de información. Tendremos que llegar a las personas
que mueven los hilos detrás de escena.
Elena se puso de pie, decidida. —No vamos a dar marcha
atrás. Esto termina con Ryan tras las rejas.
Comienza la persecución
Los días siguientes fueron un torbellino de reuniones, llamadas telefónicas y
noches largas en su oficina. Elena y Daniel trabajaron incansablemente,
juntando las piezas de evidencia que expondrían
el imperio criminal de Ryan. Cada paso adelante parecía llevarlos
a un rincón más profundo y oscuro del mundo que Ryan había creado.
Pero Elena estaba decidida. Ya no tenía miedo. Tenía
el poder, el conocimiento y la determinación para contraatacar
. No dejaría que Ryan Lancaster destruyera todo
por lo que había trabajado.
A medida que pasaban los días, Elena estaba más cerca de descubrir el
alcance total de la operación de Ryan. Pero con cada revelación,
sabía que se estaba acercando a una confrontación que podría
cambiarlo todo.