Capítulo 15
Después de reencontrarse, él tenía 17 años y Karla 12.
La chica que había recibido dos puñaladas para salvar a Alfredo, ahora rechazaba desde su cama de hospital los arreglos de la familia López.
La pequeña y delgada chica habló con serenidad y convicción: “La gente que no es esperada debería alejarse de la vida de los demás, dedicarse a ser mejor y así evitar expectativas innecesarias. Por favor, la familia López… y usted, absténganse de intervenir en mi vida“.
El resentimiento que una vez pesaba en el fondo de su corazón, pareció aliviarse lentamente con las palabras tranquilas de la joven.
En esa ocasión, a espaldas de la familia López, Santiago le hizo creer a la familia Frausto que, si acogían a Karla bajo el pretexto de devolver un favor, el Grupo López apoyaría a la familia Frausto.
Fue la única vez que Santiago intervino en la vida de Karla.
Desde entonces, empezó a prestar atención a esa chica que quería “ser mejor“.
La vio brillar, aquella niña pequeña y sucia, que en segundo de secundaria fue elegida por el equipo de matemáticas de la Universidad Solara y se convirtió en recordista al obtener las mejores calificaciones en todas las pruebas.
En su primera competencia internacional de olimpiadas de matemáticas, ganó la medalla de oro y se convirtió en la joven prodigio más famosa de Solara.
Él estaba al tanto de cada uno de sus progresos, de cada logro y de cada premio que recibía…
Él sabía todo.
Cada momento en que ella brillaba.
Él estaba observando.
Santiago miró las gotas de sangre que parpadeaban en sus dedos, el humo que emanaba de su boca ocultaba su expresión.
Incluyendo el amor apasionado y público entre Karla y Alfredo.
–..
Karla tomó una botella de agua y regresó a su habitación. Justo cuando iba a tomar un sorbo, vio que su celular vibraba con insistencía sobre la cama.
Desenroscó la tapa y agarró el celular, era una llamada de Abel.
Todavía no había tenido tiempo de cambiar su número y dudaba si contestar o no cuando la pantalla se apagó y mostró 4 llamadas perdidas.
Poco después, la pantalla se encendió nuevamente.
Contestó y llevó el celular a su oído: “¿Hola…?“.
“Karla, ha ocurrido un desastre. La Sra. Mariana ha empujado a Rosario y Alfredo por las escaleras del aeropuerto. Alfredo no recuerda a la Sra. Mariana y planea acusarla de intento de asesinato. La Sra. Mariana ya está en la comisaría de Alameda de Los Sueños“.
La cabeza de Karla zumbaba. ¿Cómo podía estar la Sra. Mariana en Solara?
Aunque la Sra. Mariana estuviera en Solara, no tenía sentido con su carácter temeroso y cauteloso que empujara a Rosario. “¿Cómo está Rosario?“.
“Los detalles aún no se conocen. Alfredo ha llamado a mi hermana para que lo atienda, de momento aún están con los exámenes. Tú quédate en casa y yo pasaré a buscarte”
El corazón de Karla latía fuerte, intentó controlar el temblor en su voz y dijo con calma: “No necesitas venir a buscarme, iré primero a la comisaría a ver a la Sra. Mariana“.
Abel no estaba de acuerdo: “Iré a buscarte y primero iremos al hospital a ver a Rosario. Como amigo, quiero aconsejarte algo, Karla. Alfredo está amnésico… Sería mejor que no dejes que Alfredo sepa tu relación con la Sra. Mariana Si Alfredo
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Capítulo 15
se confunde, no tendrá piedad con la Sra. Mariana. Te llamo con la esperanza de que no te involucres en esto….
Antes de que Abel terminara de hablar, Karla colgó, se cambió rápidamente y salió de su casa.
Pasera lo que pasera, tenía que ver primero a la Sra. Mariana, tenía que entender qué había sucedido para poder explicarlo.
En ese momento, la notícia de que unos fanáticos habían atacado a Rosario en el aeropuerto y la habían empujado por las escaleras ya estaba en tendencia.
En el taxi, Karla revisaba los mensajes de video.
La pantalla temblaba mientras Rosario, en medio de un enfrentamiento violento y brusco, se vio envuelta en una pelea con sus detractores y seguidores. Varios guardaespaldas, siguiendo las órdenes de Rosario, intentaron separar y calmar la situación. Alfredo, con el rostro tenso, protegía a Rosario, quien llevaba máscara y gafas de sol y retrocedía constantemente para alejarla del alboroto.
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