Capítulo 24
“No.” Respondió Benjamín.
La noche anterior él había estado en el hotel, pero solo para cuidar de Consuelo.
“Si no hay nada, entonces es más simple, regresa, explícale a tu esposa y pídele disculpas. Esta noticia se ha difundido rápido, seguramente tu esposa ya vio las fotos y puede que esté muy triste. Tu esposa ha sido muy buena contigo, no la pierdas por culpa de tu exnovia.” Aconsejó Jairo con sinceridad.
Al mencionar a Manuela, Benjamín sintió un nudo en el pecho y confesó: “Ella ya quiere divorciarse de mí, da igual si se lo explico o no.”
Además, él no tenía la costumbre de explicarle nada a Manuela, pues eso le haría sentir que había hecho algo mal y él no creía haber hecho nada indebido.
Jairo se quedó perplejo por un momento y luego preguntó: “¿En serio? ¿Vas a divorciarte de tu esposa por Consuelo?”
“Es ella quien quiere divorciarse de mí.” Respondió Benjamín.
“¿Qué? ¿Tu esposa te pidió el divorcio? ¿Es una broma nueva?” Indagó Jairo, incrédulo, y al escucharlo, Benjamín apretó los labios, pues su reacción era igual a la de la Sra. Guerra. Parecía que nadie creía que Manuela pudiera pedirle el divorcio y al principio, él tampoco lo creía. Sin embargo, la realidad era que Manuela le había pedido el divorcio.
Esa mujer que había estado a su lado durante diez años, quería divorciarse de él.
Pensando en eso, Benjamín se sirvió una copa de licor y la bebió de un trago, luego dijo: “Ella ya firmó los papeles de divorcio, ¿crees que es mentira?”
Al escucharlo, Jairo finalmente se convenció de que no estaba bromeando y no dijo más, parecía que esa vez la situación era seria.
Él sabía un poco sobre el carácter de Manuela y cuando esta se decidía por algo, lo haría con todas sus fuerzas y no miraría atrás.
Así fue cuando decidió perseguir a Benjamín y actualmente, de la misma manera, al decidir
divorciarse.
Mientras tanto, Manuela condujo hasta La Cueva del Mojito, pero dio una vuelta y no vio el bar, por lo que llamó a Francisca.
Había mucho ruido de fondo por el lado de Francisca, y ella le gritó: “Manu, ¿dónde estás?”
“Por el casco antiguo.” Respondió Manuela.
“¿Qué haces alli?” Preguntó Francisca, pero luego se dio cuenta y le explicó: “La Cueva del Mojito se mudó al centro hace medio año, ¿no lo sabías?”
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Capitulo 24
Manuela realmente no lo sabía, pues la Sra. Guerra quería una nuera educada y Benjamín una esposa tranquila, por lo que después de casarse, Manuela cambió su carácter bullicioso para ser una buena nuera y una excelente esposa.
Ese bar, por supuesto, no lo había visitado desde hacía tiempo.
“Dime la dirección, voy para allá enseguida.” Dijo Manuela.
Francisca le dio la dirección, y Manuela llegó media hora después.
Al entrar, antes de encontrar a Francisca, se topó con Consuelo cogida del brazo de Benjamín mientras salían. Había varias personas con ellos, conversando alegremente.
Cuando la vieron, la alegría en sus rostros desapareció de inmediato, dejando solo la incomodidad.
Encontrarse con la esposa cuando el marido estaba con la amante era incómodo para cualquiera, pero Benjamín no mostró ninguna emoción, solo actuó como si fuera algo natural.
Jairo murmuró: “Ma… Manu, buenas noches…”
Manuela sonrió y dijo: “Ya no me llames así, ahora deberías ser más cercano a Consuelo, que es la que está al lado de Benjamín.”
Al ella decir esas palabras, el ambiente se tornó aún más tenso.
Benjamín preguntó fríamente: “¿Quién te dijo que yo estaba aquí?”
Justo cuando terminó de hablar, se escuchó la voz de Francisca desde el área de las mesas, gritando: “¡Manu, por acá!”
Manuela señaló a Francisca y dijo: “Vine a ver a una amiga. ¿Qué, Sr. Benjamín, pensó que venía a atrapar a alguien en el acto?”
La respuesta de Manuela hizo que Benjamín se sonrojara de ira.
Manuela sonrió radiante y comentó: “Mis amigos me están esperando, no interrumpiré su reunión, hasta luego.”
Acto seguido, ella se apartó del grupo y se fue.
Benjamín miró atrás y notó que frente a Francisca había varios hombres, todos bastante atractivos, por lo que no pudo evitar fruncir el ceño.
Benjamín se dijo a sí mismo: ‘¿Ver a una amiga? ¡Apuesto a que vino a buscar a un hombre!‘ Detrás de él, alguien también comentó: “¿No habrá venido Manuela a buscar diversión? Me parece que ese hombre sentado allí es un ‘señorito‘ de Visión Creativa…”
Ese “señorito” no se refería a un verdadero hijo de millonarios, sino a un empleado especial en un lugar de entretenimiento.
Dentro de Benjamin surgió una ira inexplicable, y cambió la dirección de sus pasos, dispuesto a ir a buscar a Manuela, pero Consuelo, quien lo llevaba del brazo, de repente lo detuvo,
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preguntándole: “Benjamín, ¿qué pasa?”
Al escuchar la voz de Consuelo, Benjamín recuperó la sensatez, guardó silencio por un momento, y luego negó con la cabeza mientras respondía: “Nada, vámonos.”