Capítulo 12
Ese día él había ido específicamente para hablar de aquel asunto.
Ernesto había hablado con Tomás de antemano, asegurándole que no le diera a Manuela ninguna oportunidad.
Una hora antes, Ernesto llamó a Tomás para confirmar la situación, pero Tomás no contestaba el teléfono ni respondía los mensajes y cuando fueron a buscarlo, nadie abrió la puerta, por tanto, no sabían cómo había ido la negociación.
Jesús, no teniendo más opción, llevó a Luz con él, esperando que ella pudiera convencer a Walter para que le cediera el proyecto a Ernesto, pero aquel viejo terco los había rechazado.
Afortunadamente, al salir, se encontraron con Manuela.
Manuela, durante esos años, solo había estado siguiendo a Benjamín, sin preocuparse por nada más, por lo que como la ingenua chica que ella era, si él le hablaba con suavidad, seguramente habría espacio para negociar.
Manuela sonreía ligeramente a la vez que decía: “Todo fue bastante bien.”
Jesús pensó que ella solo estaba presumiendo y le dijo con tono serio: “Todavía no has firmado el contrato, ¿verdad? Apenas llevas dos días trabajando, no deberías ser tan ambiciosa. Deja que Ernesto se encargue de ese proyecto, al final lo que se gane será para todos, ¿no crees?”
“Tienes razón, el dinero es para todos, así que solo espera tu parte.” Contestó Manuela sin dejarse convencer, y Jesús insistió: “Manu, deberías escuchar el consejo, tú, sin experiencia de trabajo…”
Jesús se detuvo a mitad de la frase, pues Manuela sacó un documento de su bolso y lo mostró frente a él, era el contrato del proyecto de colaboración.
“Tío, el contrato ya está firmado, no te preocupes. Ah, y por favor dile a Ernesto que el Sr. Tomás dijo que no quiere volver a verlo, que tenga cuidado.” Dijo Manuela y al escuchar sus últimas palabras Jesús sintió un mal presentimiento, por eso indagó: “¿Cuidado con qué?”
“¿Quién sabe? Tal vez solo lo dijo al azar. Después de todo, Ernesto es muy leal a Desarrollo Aurora y nunca ha hecho nada deshonesto.” Respondió Manuela.
Jesús rio nerviosamente y dijo: “Manu, me alegra que confíes en Ernesto.”
“Voy adentro, tío, cuídate.” Se despidió Manuela sin más y después de que ella se fue, Jesús dejó caer su fachada y pateó un macetero cercano.
Había asumido que la ingenua Manuela no sería una amenaza para ellos en la empresa, pero en ese momento se daba cuenta de que la había subestimado.
Al día siguiente, Manuela regresó a la empresa y se percató de que alguien estaba merodeando por la puerta de su oficina, por eso dijo: “Ernesto, ¿me buscabas?”
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Capitulo 12
Al oír su voz, Ernesto la confrontó directamente: “Tomás no contesta mis llamadas ni responde mis mensajes. ¿Qué le hiciste? ¿Anoche te dijo algo que no debería?”
Tomás tenía en su poder algunas pruebas de las pequeñas travesuras de Ernesto, por lo que si Tomás y Manuela se aliaban, él estaría acabado.
Manuela fingió no entender y cuestionó: “¿Algo que no debería? ¿A qué te refieres? ¿Acaso tienes algo que ocultar?”
Al escuchar sus interrogantes, Ernesto se dio cuenta de que se había precipitado, pues si Manuela no sabía nada, él mismo se pondría en evidencia y todo estaría perdido, por tanto, trató de calmarse y dijo: “No es nada. Si no dijo nada, entonces no importa. Sigue con tu trabajo, adiós.”
En cuanto Ernesto terminó de decir esas palabras, se fue apresuradamente.
Fabricio, quien había estado escuchando todo desde un lado, preguntó intrigado: “Sra. Manuela, ¿por qué no revela la verdad sobre el Sr. Ernesto? Si el Sr. Walter descubre lo que hizo, no lo dejará pasar.”
Manuela bromeó: “Porque tengo un corazón bondadoso.”
Dicho eso, una chispa de astucia brilló en sus ojos.
Solo se trataba de un proyecto de varios millones y comisiones de unos decenas de miles. Ernesto, al fin y al cabo, era de la familia Saenz y cuando el hijo de un pariente robaba unos cientos de dólares y lo atrapaban, en el peor de los casos, solo recibiría una reprimenda y ese tipo de castigo a Ernesto no le afectaba en lo más mínimo. Lo que ella deseaba era expulsar completamente a Ernesto de la empresa y para lograrlo, tenía que ser paciente, esperar el momento adecuado y luego dar el golpe final.
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