Capítulo 7
Por otro lado, Walter había asignado a un asistente de confianza para que acompañara a Manuela y la ayudara a familiarizarse con el trabajo.
Ella tenía una gran capacidad de aprendizaje y, combinada con su dedicación, en un solo día logró comprender todos los proyectos que le asignaron.
Al acercarse la hora de salida, alguien llamó a la puerta de la oficina. Ella levantó la vista y vio entrar a un hombre alto y delgado.
Al reconocerlo, una chispa de rencor brilló en los ojos de Manuela, pero rápidamente lo ocultó y con una sonrisa encantadora en su delicado rostro, dijo: “Ernesto, ¿qué haces aquí?”
Ernesto Saenz era el nieto del hermano menor de Walter y el primo de Manuela.
Después de que Walter enfermara, la empresa quedó bajo el control de Ernesto y su familia.
Esa familia había dependido de Walter para su sustento, y en el día a día mantenían una relación cercana con él, sin embargo, tras la enfermedad de Walter, rápidamente mostraron ambiciones desmedidas y, poco a poco, le arrebataron Desarrollo Aurora.
En la vida pasada, la salud de Walter había sido inestable, y aquella familia había jugado un papel crucial en su deterioro.
Tras la muerte de Walter, Manuela finalmente despertó y comenzó a involucrarse en el trabajo de la empresa, pero para entonces, la familia Saenz ya estaba al borde del colapso. Manuela carecía de experiencia laboral, y Ernesto y su familia continuamente le ponían obstáculos. Además, Benjamín solía aliarse con Consuelo para atacarla, dejándola sin recursos, con problemas internos y externos, por lo que no pasó mucho tiempo antes de que la familia Saenz quebrara.
Desde entonces, Manuela se dedicó a estudiar finanzas, seguía las noticias económicas y descubrió los oscuros negocios que Ernesto y su familia llevaban a cabo.
Llena de juventud y energía, fue sola a enfrentarlos, pero Ernesto y su familia la arrojaron a la comisaría, asegurándose de que recibiera un “buen trato“.
Si no hubiera sido por su estatus como la esposa del joven de la familia Guerra en ese momento, podría no haber salido jamás.
Actualmente, al ver a Ernesto, ella deseaba devorarlo vivo, pero aún no era el momento de enfrentarlo abiertamente, por tanto tenía que soportarlo temporalmente.
Ernesto sonrió con falsedad y comentó: “Mi padre dijo que has vuelto a trabajar en la empresa,
así
que vine a verte. ¿Cómo te va? ¿Te estás acostumbrando al trabajo?”
El regreso repentino de Manuela a la empresa, convirtiéndose de inmediato en la segunda figura más importante después de su padre, Jesús Saenz, molestaba mucho a Ernesto.
Si no fuera porque Jesús lo obligó a hacer acto de presencia, Ernesto ni siquiera le habría
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Capitulo
dirigido la palabra a Manuela.
“Con la ayuda de Fabricio, me va bastante bien.” Respondió Manuela.
“¿De verdad?” Habló Ernesto y el desprecio era evidente en sus ojos, mientras se pensaba para sí mismo: ‘Una ama de casa, ¿qué habilidades laborales podría tener? Seguramente ni siquiera entendería un proyecto.‘
Sin pedirle permiso a Manuela, tomó una carpeta de su escritorio y al ver el nombre del proyecto, su sonrisa desapareció rápidamente a la vez que decía: “Este proyecto lo estaba llevando yo, ¿cómo es que está en tus manos?”
Manuela respondió con tranquilidad: “He hablado con el abuelo y decidimos que yo seguiría este proyecto. Ya he pedido que se hagan los trámites de traspaso, quizás aún no te ha llegado la noticia.”
En la vida pasada, Ernesto había malversado mucho dinero de los proyectos de la empresa. Al principio, solo eran pequeñas cantidades de decenas de miles, pero como no lo descubrieron, su ambición creció, y eventualmente devoró toda la compañía.
En esa nueva oportunidad, Manuela estaba decidida a eliminar todos los factores adversos desde el principio.
El rostro de Ernesto se tornó sombrío cuando dijo: “Acabas de llegar a la empresa, y aunque este proyecto no sea tan grande, es muy importante para la familia Saenz en este momento, por lo que dejarlo en manos de alguien sin experiencia no es adecuado.”
“¿Por qué no sería adecuado? Aunque no lo haga bien, solo serían unos pocos millones de pérdida. En el peor de los casos, yo misma cubriría el déficit.” Replicó Manuela y Ernesto apretó los puños, pensando que con ese acuerdo, podría haber ganado por lo menos decenas de miles de dólares, una cantidad que quizás no significaba mucho para Manuela, pero para él era una suma considerable, por tanto, que Manuela se lo arrebatara así, no lo dejaba nada satisfecho.
“¿Lo haces a propósito para llevarme la contraria?” Cuestionó Ernesto.
Manuela sonreía mientras respondía: “Qué va, somos familia, simplemente me interesó este proyecto, no tengo la intención de desafiarte,”
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