Capítulo 5
“Belén ha llegado…“.
“Señoras y señores, felices fiestas“.
Cuando la familia de Belén llegó, algunas otras familias, como los Larios y los López, ya estaban allí, sólo los Serrato y los Luján seguían en camino.
Belén saludó amablemente.
En el vecindario, no había muchas chicas. Aparte de las hermanas de la familia López y una joven de los Serrato, sólo estaba Belén. Belén, siendo tan encantadora, era muy querida por
todos.
Sin embargo, todos sabían que ella estaba destinada para la familia Haro.
Regina, al ver a Belén, se alegró mucho y la recibió a ella y a su madre, Catalina, en la sala. Ordenó a la empleada que sirviera té y le dijo a Belén: “Adán quizás aún no se ha levantado, ¿podrías ir a despertarlo por mí?“.
“Señora Regina, yo… mejor no“.
Si hubiera sido antes, Belén habría ido sin dudarlo. Ese tipo de relación, aprobada por la familia y conocidos, solía hacerla sentir feliz.
Pero ahora la situación era diferente, ella y Adán ya no tenían futuro juntos. Escuchar a Regina pedirle que despertara a Adán sólo le hacía sentir incómoda.
“Tenemos que mantener la separación entre hombres y mujeres, no sería apropiado. Mejor pídale a Claudia que vaya“.
Belén se negó con un movimiento de cabeza.
Al escuchar eso de Belén, todos intercambiaron miradas, sintiendo que algo estaba mal.
Pero en un día como ese, no era apropiado profundizar, así que Regina simplemente mandó a la empleada a llamarlo.
Arriba, Claudia, siguiendo órdenes, llamó a la puerta del cuarto de Adán.
“Joven, la cena comunitaria de Año Nuevo se celebra en nuestra casa este año. La mayoría de los mayores ya han llegado, la señora me envió a despertarlo“.
Adán se levantó de la cama y respondió, “Está bien, ya me levanto“.
Claudia dijo, “Entonces, si no necesita nada más, joven, me retiro“.
“Espera“. Adán la detuvo, “¿Belén ha llegado?“.
Había una expresión incómoda en su rostro, pero aun así hizo la pregunta.
Desde fuera, Claudia respondió, “La señorita Belén ya ha llegado. En este momento está abajo
1/2
01:54
Capitulo 5
tomando té con los mayores“.
“Bueno“.
Al escuchar eso, Adán se sintió un poco más aliviado; la chica había dicho que no lo buscaría, pero aun así había ido a su casa.
En ese momento, Adán no consideró que Belén había ido obligada por los mayores, si no específicamente por él.
Sin embargo, también pensó en el hecho de que Belén no había subido a llamarlo personalmente.
La alegría inicial en su rostro desapareció, fue reemplazada por frialdad, pero luego recordó que la noche anterior realmente no había sido amable con ella. Era normal que ella estuviera
molesta un rato.
Adán se levantó, se arregló y bajó.
Al llegar, la vio de inmediato, sentada dulcemente con los mayores en el sofá. Saludó a todos con la intención de acercarse a ella.
Pero apenas dio un paso en su dirección cuando entraron más invitados, anunciando la llegada de los Serrato y los Luján.
¿Él había llegado?
Al escuchar a la empleada desde la puerta, Belén, por alguna razón, comenzó a sentirse nerviosa. Antes de que los mayores se levantaran, se puso de pie de un salto, mirando hacia la
entrada.
“Belén, ¿qué sucede, por qué tanta emoción?“.
Todos estaban un poco confundidos por su comportamiento.
Belén no sabía cómo explicar, pero afortunadamente, los mayores de las familias Serrato y Luján entraron, distrayendo la atención de todos.
Belén observó a todos pasar, desde los mayores hasta Rolando, y luego… Él, él también había llegado.
El hombre caminaba al final, de la mano con un pequeño de unos tres o cuatro años.
Belén sabía que él era el hijo más pequeño de la familia Serrato, el hermano menor de Rolando. Pero… había oído que ese preciado benjamín de la familia Serrato no se mostraba cercano con nadie, excepto con Valentín.