Capítulo 109 Se han llevado a Eli
Natanael había perdido el apetito, completamente hastiado por la actitud de Cecilia. «¿Cómo no me di cuenta antes de lo superficial que es?», se preguntó.
Afuera, el cielo se oscurecía gradualmente y unas nubes amenazantes se cernían sobre ellos. Un trueno retumbó, seguido por un relámpago que iluminó el firmamento. Cecilia revisó su teléfono y notó que eran las ocho de la noche, la hora en que solía llamar a Marta para saber cómo estaba Jonás.
De pronto, una silueta imponente bloqueó la luz frente a ella. Sin que lo notara, Natanael se había colocado a sus espaldas.
-¿Qué miras con tanto interés? -inquirió él.
Cecilia guardó rápidamente su teléfono y se giró para enfrentarlo. El semblante de Natanael había mejorado notablemente, aunque sus ojos mantenían esa mirada aguda y penetrante.
-Ya terminé. ¿Puedo retirarme? -preguntó ella.
-Tanta prisa tienes por irte? ¿Acaso Calvin se ha comunicado contigo? -cuestionó Natanael con un tono calmado.
Cecilia percibió un significado oculto en sus palabras.
-¿Qué insinúas?
«Sus comentarios hoy son extrañamente peculiares, mencionando constantemente a Calvin», pensó ella.
En ese preciso instante, el teléfono de Cecilia comenzó a sonar. Al revisarlo, comprobó que efectivamente era una llamada de Calvin. Un escalofrío de pánico la recorrió.
Natanael, por su parte, mantuvo la compostura.
-Te doy cinco minutos. Regresa en cuanto termines la llamada.
Al escuchar esto, Cecilia salió apresuradamente de la mansión con el teléfono en mano. Solo cuando estuvo segura de que no había nadie alrededor ni cámaras de vigilancia, se atrevió a
contestar.
-Hola -respondió con voz temblorosa.
-Los hombres de Natanael se han llevado a Eli, Ceci -anunció Calvin sin rodeos.
Las palabras de Calvin impactaron a Cecilia como un rayo, resonando en sus oídos. Finalmente comprendió el significado detrás de las insinuaciones de Natanael.
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✡GG.
Capítulo 109 Se han llevado a Eli
+5 Perlas
-¿Qué quieres decir? ¿Cómo es posible? ¿Cuándo se enteró Natanael sobre Eli? ¿Conoce su verdadera identidad? ¡Oh, Dios! ¿Cómo está Jonás ahora? -exclamó ella, perdiendo completamente la compostura.
Todo había sucedido demasiado rápido; jamás imaginó que Natanael descubriría a Elías tan pronto.
-No te angustics por el momento. Volveré de inmediato en cuanto resuelva las cosas aquí. Ahora debes mantener la calma. Es probable que Natanael aún desconozca la verdadera identidad de Eli. Incluso si descubre que el niño es suyo, nunca le haría daño a su propia sangre. No temas -intentó tranquilizarla Calvin.
Sin embargo, Cecilia no lograba calmarse. Gruesas gotas de lluvia caían sobre su rostro. Incluso después de colgar el teléfono, su cuerpo continuaba temblando. Solo después de permanecer un buen rato bajo la lluvia logró recuperar algo de compostura y regresar a la
mansión.
Natanael la esperaba de pie a corta distancia, su figura alta y esbelta sosteniendo una copa de vino con su mano larga y delgada.
-¿No dije cinco minutos? -preguntó, observando a Cecilia completamente empapada y con una expresión ausente.
<<Sin duda. Calvin debe haberle informado que su hijo está en mi poder», pensó él.
De un trago, Natanael bebió el vino que quedaba en su copa. La dejó en el suelo, tomó una toalla y se acercó a Cecilia.
-¿Ni siquiera sabes resguardarte de la lluvia? ¿Cómo diablos lograste sobrevivir en el extranjero todos estos años? -cuestionó con ojos oscuros e indescifrables mientras secaba el cabello de Cecilia con la toalla.
Incluso a él mismo le costaba creer lo que había hecho. Sin embargo, lo había hecho.
Cecilia, pálida y con las manos ligeramente temblorosas, preguntó:
-¿Adónde te has llevado a mi hijo?
Los finos labios de Natanael se entreabrieron levemente.
-A un lugar muy seguro.
Cecilia se derrumbó por completo y sus ojos se llenaron de lágrimas.
-¡Devuélvemelo!
Las manos de Natanael se detuvieron brevemente.
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Capitulo 109 Se han llevado a Eli
+5 Perias
-Antes de devolvértelo, hay algo que quisiera preguntarte -dijo con un nudo en la garganta
y
los ojos enrojecidos-. ¿Es realmente Elías Rejala tu hijo con Calvin?
«¿Elías Rejala?», pensó Cecilia, inexorablemente sorprendida.
Mientras ella permanecia atónita, Natanael continuó:
-No importa. No tienes por qué responder a eso.
Se inclinó hacia ella y acercó sus labios a su oído. Su rostro diabólicamente apuesto estaba cubierto por una capa de frialdad en ese momento.
-Ahora recuerdas quién soy, ¿verdad, señora Sosa?
Cecilia no contestó.
Arrojando la toalla al suelo, Natanael aferró la muñeca de Cecilia con su gran mano y la arrastró escaleras arriba.
-¿Qué estás haciendo? -preguntó ella, entrando en pánico.
Al llegar al dormitorio que Cecilia ocupaba antes, Natanael empujó la puerta con su mano libre. En el interior, una llamativa fotografía en blanco y negro y una urna aparecieron ante sus ojos.
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