Capítulo 102 ¿Quién es tu padre?
-Dado que elegiste ser una celebridad, deberías ser consciente de la cantidad de chismes y rumores a los que tendrías que enfrentarte -pronunció Natanael con voz gélida.
Al escuchar estas palabras, Estela no pudo evitar sentirse desilusionada. «Natanael es como una piedra, no tiene corazón», pensó.
-Natanael, ¿podrías quedarte y hacerme compañía, por favor? Te lo suplico–rogó ella.
No esperaba que él la expusiera directamente, diciendo:
-Soy consciente de que mi madre quiere que tengas a mi hijo. No te hagas ilusiones.
Estela se quedó atónita.
El prosiguió:
-Saber cuál es tu lugar es mejor que cualquier otra cosa.
Dicho esto, se alejó rápidamente.
Estela observó su figura en retirada, desconcertada. No comprendía por qué era ese tipo de hombre. «<Su padre hace el tonto por todas partes. Sin embargo, él se las arregla para permanecer impasible ante la tentación. Elena desea desesperadamente un nieto, pero no tengo oportunidad de concebir», reflexionó.
Estela llamó a un médico para que le curara la herida de la mano.
Después de salir del condominio Polaris, Natanael marcó el número de Mason.
-¿Y bien?-preguntó.
Mason respondió:
-Ya se han hecho los preparativos y se han utilizado algunos métodos poco convencionales. Deberían poder traer al niño de vuelta sin que tengas que ir allí.
-¿Qué quieres decir con ‘deberían‘? -inquirió Natanael, claramente contrariado.
Mason habló con cautela:
-Calvin parece estar en guardia. Últimamente ha habido más gente de lo habitual en el hospital local. Ocuparse de esos individuos podría llevar algún tiempo, y durante este periodo, no pueden garantizar que Calvin no se dé cuenta.
Después de oírlo todo. Natanael se quedó pensativo un momento.
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Capitulo 102 ¿Quién es tu padre?
-Organiza un jet privado a Erihal inmediatamente–ordenó-. Iré personalmente a recogerlo.
-Entendido.
+5 Perlas
Tras colgar el teléfono, Natanael se dirigió directamente al aeropuerto. «De no haber sido por la repentina autolesión de Estela, ya estaría en un avión. Traer de vuelta al niño eliminaría cualquier motivo para que Cecilia se marchara, y mamá dejaría de presionarme para tener un nieto, pensó.
A altas horas de la noche, cuatro guardaespaldas montaban guardia frente a la sala VIP de un hospital de Eldoria. Patrullaban de un lado a otro, asegurándose de que ningún extraño se acercara a la sala de Elías.
De repente, todas las luces del pasillo del hospital se apagaron. Antes de que pudieran siquiera reaccionar, un grupo de guardaespaldas bien entrenados se abalanzó sobre ellos, amortiguando rápidamente sus gritos y noqueándolos antes de arrastrar sus cuerpos inconscientes.
La serie de acciones solo duró un minuto. La vigilancia del hospital había sido destruida y, para cuando las luces volvieron a encenderse, Natanael ya había hecho que alguien se llevara al niño de la cama.
En una limusina presidencial negra, Natanael observó al niño tumbado en la cama, luchando contra el sueño y frunciendo el ceño de vez en cuando. Levantó la mano y la apoyó en la frente del chico.
Justo entonces, Elías abrió los ojos poco a poco. Sus pupilas de obsidiana eran sorprendentemente idénticas a las de Natanael.
Al ver al hombre, Elías no mostró ni una pizca de pánico. En cambio, miró a su alrededor, y solo entonces se percató de que había estado durmiendo en el coche. «Sin duda, he sido secuestrado por el sinvergüenza de papá», pensó.
Pero no lo demostró, sino que se quedó mirando a Natanael con expresión perpleja.
-Señor, adónde me lleva? -preguntó Elías en voz baja.
“¿Señor? Un destello de desagrado pasó por los ojos de Natanael.
-Volvemos al país -respondió, sin ver ningún problema en compartir esta información con un niño de cuatro años.
Elías parpadeó, sus pestañas se agitaron, un claro signo de sueño.
-Señor, por favor, lléveme de vuelta rápido. Si no, mi padre se enfadará –dijo.
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Capitulo 102 ¿Quién es tu padre?
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-¿Padre? -Natanael miró fijamente el rostro pálido de Elías y preguntó con voz grave―: ¿Quién es tu papá?
En los ojos de Elías brilló un destello de picardía.
-Señor, ¿no lo sabe? Mi padre es el hombre más poderoso de por aquí. Se llama Calvin Rejala.
La expresión de Natanael se ensombreció al instante.