Capítulo 10
En realidad, la primera vez que la recibió, debería haberla tirado, pero inexplicablemente decidió guardarla, aunque eso le molestara a la vista e hiciera que le doliera el corazón.
Federico se encerró en el estudio, mientras Olga, inquieta en la cama, decidió irse al canal de televisión antes de su hora de trabajo. Tenía la cabeza llena de pensamientos sobre nódulos, enfermedades graves y divorcios, tanto que casi se saltó dos semáforos en rojo. Comparada con el frío de Federico, su amor por él era demasiado ridículo. Si estaba destinado a estar oculto, entonces que muriera marchitado en la oscuridad. Tenía sus propios planes: primero divorciarse y luego, como le dijo el Dr. Sánchez, hacerse una nueva revisión en un mes.
Después de aparcar el auto en el estacionamiento del canal, no subió inmediatamente, sino que llamó a Zoraida.
Cuando Zoraida escuchó que Olga había recibido un diagnóstico de nódulo mamario maligno, se enojó tanto que resopló tres veces seguidas.
“Mañana es tu cumpleaños número veinticinco, solo es un pequeño nódulo, ¿por qué decir algo tan deprimente?”
Olga suspiró y luego dijo: “Lo he pensado bien, iré al mercado negro a hacerme uno falso. Es mi primera vez haciendo algo tan sombío. Así que necesito que me proporciones los valores usados en el diagnóstico.”
Zoraida se quedó quieta por un momento y luego dijo: “Veré lo que puedo hacer para que puedas deshacerte del patán lo antes posible, espera mis buenas noticias.”
“Ni siquiera si estuviera atada a Federico toda mi vida, querría que hicieras algo ilegal por mí.”
Antes de que Olga pudiera terminar, Zoraida colgó el teléfono.
Solo de pensar que su matrimonio con Federico estaba a punto de terminar, Olga sentía una opresión en el pecho que le dificultaba respirar. Se maldijo a sí misma varias veces por ser “cobarde“.
A medida que el año se acercaba a su fin, los medios de comunicación estaban muy ocupados, y su carga de trabajo había aumentado dos o tres veces más de lo habitual.
En esos años, el desarrollo de los nuevos medios en línea había superado desde mucho tiempo antes a los medios tradicionales, y el canal de televisión Bahía Esperanza también se había modernizado, convirtiendo la generación de ingresos en su principal actividad. Para muchas grandes empresas, poder contar con Olga, una de las presentadoras estrellas del canal, para dirigir la gala anual era un gran prestigio.
Frente a la disminución anual de los patrocinios publicitarios, el canal no dejaba pasar una buena oportunidad de ganar dinero, y había implementado un modelo de bonificación. Cuando los presentadores del canal asistían a eventos externos, el salario se dividía en una proporción de 40/60, siendo el 40% para el canal y el 60% para el presentador.
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Capitulo 10
Apenas se sentó en su oficina, Olga recibió un mensaje del Sr. Julio con una larga lista de compromisos. Sin su consentimiento, el canal le había asignado siete eventos de empresas para presentar. Al ver que el primero era esa misma tarde y para el Grupo Santos, sintió que le estallaba la cabeza. Varios miembros de la familia Santos trabajaban en dicha compañía, y sumado a la presencia de Luciana, no tenía ningún deseo de asistir, así que llamó al Sr. Julio para expresar sus preocupaciones de manera discreta. El Sr. Julio, un veterano en el mundo laboral, inmediatamente usó su jerarquía para dejarla sin palabras.
De doce a doce y media del mediodía, Olga tenía que presentar Noticias Financieras en vivo, y casi cometió un error al leer la noticia de que el Grupo Santos había adquirido la Galaxia. Media. Porque el nombre de Federico estaba allí. En ese momento, recordó la escena en la que Federico le dijo que si se trataba de una enfermedad grave, terminarían el matrimonio.
A la una de la tarde, el Grupo Santos envió un minibús de lujo para llevar a Olga y a algunos colegas al Edificio Santos.
En el estacionamiento, los recibió Luciana.
Federico en aquel momento era vicepresidente del Grupo Santos, y al ir Luciana quien era su fiel aliada, era una especie de muestra de respeto hacia el canal de televisión.
La dulzura de Luciana era solo para Federico y cuando él no estaba, era fría con todos. Con el rostro serio, saludó al director del evento, pero su mirada inquieta se posó en Olga.
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