Capítulo 17
“Entonces, ¿tuvieron una pelea?”
Osvaldo volvió al tema que había mencionado antes.
Era más bien una ruptura, Camelia encontraba difícil hablar sobre este asunto. Después de todo, ser utilizada como una herramienta por tres años era demasiado vergonzoso.
Si Osvaldo se enterara de ello, seguramente se moriría de risa. Probablemente diría algo como: “Te lo mereces, es tu karma; las vueltas que da la vida.”
“Sí, tuvimos una discusión,” respondió Camelia casualmente: “Fue por algo del trabajo, teníamos opiniones diferentes.”
Ella preguntó de nuevo: “Aparte de ti, ¿alguien más lo sabe?”
Antes de renunciar, lo mejor era que lo supieran la menor cantidad de personas posible. De lo contrario, cuando Roque y Dana hicieran público su romance, ella se convertiría en el
hazmerreír.
“Camelia, ¿me estás insultando?”
Osvaldo con la mirada aguda, dijo: “No me eches la culpa de todo, ¿acaso parezco alguien que no tiene nada mejor que hacer que hablar mal de los demás a sus espaldas?”
Este podía intuir por qué no lo hacían público.
Un romance de oficina, entre jefe y subordinada, daba mucho material para chismes.
Había muchos envidiosos en el trabajo, y siendo ella una persona tan competente, seguramente había ganado enemigos. Si realmente se difundiera que tenía una relación con Roque, no faltarían quienes hablaran mal de ella a sus espaldas.
Lo mejor era no hacerlo público.
De repente, Osvaldo se acordó de algo y se golpeó la frente con la mano.
“Saúl también lo sabe, pero no es que yo sea un chismoso, simplemente estábamos comiendo juntos cuando él lo vio. Pero puedes estar tranquila, él es tan discreto como yo.”
Camelia dijo: “Gracias.”
Después de un año sin que se difundiera, estos dos realmente eran de fiar.
Sin embargo, al hablar de Roque, Camelia se sentía frustrada con un torbellino de emociones que no podía expresar, sintiéndose sofocada. Lamentaba no haberle dado más bofetadas la noche anterior, debería haberlo abofeteado una cuantas veces más hasta que terminara en el hospital.
De esa forma, Dana no habría ido a Villa Amanecer a desayunar, ni habría usado su taza de café.
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Capítulo 17
El teléfono en su bolsillo comenzó a sonar de repente, justo cuando estaba pensando en ello.
Una llamada de Roque.
Que él llamara a esa hora no era una sorpresa; Camelia podía adivinar la razón, probablemente Dana le había contado lo sucedido, y ahora él quería hablar sobre el asunto de la taza de café.
Osvaldo echó un vistazo a la pantalla de su teléfono y su expresión se volvió más sombría. Con calma, cogió la mitad del tazón de atole fría que tenía delante y se levantó.
“Entonces quédate tú, yo voy a ver a Beatriz.”
Camelia dijo: “Está bien.”
Esperó a que su figura desapareciera en la esquina antes de contestar la llamada. Y efectivamente, la llamada era para disculparse por la taza de café.
“No tiene nada que ver con Dana. No había tazas limpias en casa, fui yo quien le dio esa para que la usara. Lo siento.”
Roque asumió toda la responsabilidad y empezó a hablar sobre cómo compensarla.
“La taza se rompió, no puedo devolvértela. Recuerdo que dijiste que era una edición de colección, un regalo especial de tu jefe. Como no hay otra igual, ¿te parece bien si te compensamos con dinero?”
Las emociones en el corazón de Camelia se derrumbaron, y le preguntó: “Recuerdas que dije que era una edición de colección, ¿pero también recuerdas que te dije que era un regalo que compré para madre? Un regalo que busqué durante mucho tiempo.”
Roque se quedó en silencio por un momento. “Lo siento, lo olvidé.”
¿Se le olvidó?
¿Cómo podía recordar todo lo demás y olvidarse de eso? Siempre había tenido buena memoria. Sabía cómo era ella, lo cierto era que su educación y el deseo de evitar una situación incómoda la hicieron dar un paso atrás por ahora, declarando una tregua momentánea. Después de todo, era el hombre que ella había estado persiguiendo y se resignaba a su mala suerte.
Pero si ellos se pasaban de la raya, no le importaría llegar a un punto de no retorno.
Roque era un hombre inteligente; sabía que no tenía sentido provocarla en este momento, especialmente cuando estaba emocionalmente afectada y herida por lo sucedido. Si intentaba irritarla más por algo tan trivial como una taza de café, sabía que no saldría bien parado.
Por eso, simplemente estaba asumiendo la culpa para proteger a Dana.
“¿Compensarme con dinero?”
Camelia esbozó una gélida sonrisa. “No lo acepto, y no me tomes por tonta. Fue Dana quien la tomó, sin mi permiso, y eso es robar. Voy a llamar a la policía, con mil dólares ya se puede abrir un caso y mi taza costaba dos mil. Tengo la factura, no estoy exagerando.”
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Capitulo 17
Roque suspiró. “Solo es una taza, Camelia, deja de hacer un escándalo.”
¿Un escándalo?
Camelia se enfadó aún más, sus ojos se llenaron de lágrimas y su voz era fría como el hielo.
“¿Y si quiero armar un escándalo? El error fue suyo, no el mío. No tienes derecho a criticarme.”
Roque se quedó en silencio por mucho tiempo, hasta que Camelia, ya impaciente, estaba a punto de colgar el teléfono que él finalmente empezó a hablar con calma.
“Camelia, ya no eres una niña. No actúes de manera impulsiva, piensa en las consecuencias. Puedes enfrentarte a Dana, claro, pero detrás de ella está todo el Grupo Pionero, ¿y tú qué tienes?”
“Ya sé que no tienes miedo y que prefieres morir antes que vivir de rodillas. Puedes ignorarlo todo, buscar el placer momentáneo, pero piensa en tu madre, en tus amigos y en todas las personas que están en Aguamar.”
“Sabes muy bien cuál es la posición de la familia Ayala en Aguamar. Si quieres arrastrar a tu madre y amigos a la ruina por tus actos, adelante.”
Su voz seguía siendo tan suave como siempre.
Pero cada palabra era una amenaza.
Camelia quería responder con dureza, pero tristemente se dio cuenta de que tenía razón. Ni siquiera podía permitirse el lujo de armar un escándalo.
“Roque,” la voz de Camelia se quebró. “Fue una desgracia haberte conocido.”
Roque permaneció en silencio.
Camelia no quería seguir hablando con él. “De acuerdo, ¿quieres arreglar esto con una compensación económica, verdad? ¿Cuánto piensas pagar?”
Roque le ofreció el apartamento en Villa Amanecer.
“Si decides vender la mansión, puedes quedarte con todo el dinero. Solo avísame cuando vayas a transferir la propiedad, y lo firmaré.”
Camelia levantó la mirada hacia el suero que colgaba sobre ella y tras un momento, soltó una sonrisa sarcástica.
“El Sr. Juárez es muy generoso. Está bien, te doy dos días. Quiero que desocupe el lugar antes
del lunes.”
Osvaldo salió del ascensor y, al alzar la mirada, vio a Roque hablando por teléfono en el vestíbulo del primer piso.
Roque también lo vio.
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Capitulo 17
Justo cuando Camelia colgó el teléfono, este guardó su móvil y se acercó a Osvaldo, saludándolo con cordialidad.
“Sr. Hernández…”
“¿Qué Sr. Hernández? ¡Bah!”
Osvaldo lo interrumpió, observándolo detenidamente con una mirada fría y despectiva. Su expresión era fría y su voz era irónica y feroz.
“No me hables. Largate de mi vista.”
Un hombre adulto que deja a su chica sola viendo una película, bebiendo sola e yendo sola al hospital.
Su novia estaba sufriendo tanto y él, en lugar de subir a verla, tenía tiempo para mantener una charla trivial.
Increíble, qué desgraciado.
Osvaldo despreciaba demasiado a Roque, y no estaba dispuesto a perder ni medio segundo más hablando con él, por lo que dejó caer esas palabras y se marchó con paso firme.
Roque se quedó sin palabras.
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