Capítulo 82 Una situación inesperada
El coche retrocedió rápidamente. La ventanilla descendió y Natanael, cerrando su portátil, dirigió una mirada penetrante hacia Cecilia. Ella lucía un elegante vestido marfil que acentuaba su tez clara.
Los ojos de Natanael brillaron con asombro, aunque no mostraba curiosidad sido informado de la llegada de Cecilia y Viviana.
-Qué casualidad -comentó con una media sonrisa.
-Sí, qué coincidencia ―respondió Cecilia, con un brillo en los ojos.
-Entra en el coche -indicó Natanael sin más palabras.
Cecilia accedió y tomó asiento a su lado.
pues ya había
-¿Has venido expresamente a verme? -preguntó él, sabiendo que ese camino era desconocido para los forasteros.
Quiero ver si puedo recuperar aquí mis recuerdos perdidos -mintió Cecilia con calma.
La expresión de Natanael se tornó inescrutable al oír aquello. Le indicó al conductor:
-Volvamos primero a mi casa.
Se refería a su residencia en la mansión Rotela.
Al llegar, Natanael miró solemnemente a Cecilia y dijo:
-Si quieres recuperar tus recuerdos perdidos, deberías empezar por nuestra casa matrimonial.
Su nuevo hogar era Villa Daltonia, pero el día de su boda, su hogar matrimonial estaba situado en la mansión Rotela. La habitación de Natanael era la misma de antes, uniformemente monocromática. Ya en la habitación, Natanael comenzó a quitarse la chaqueta, sorprendiendo a Cecilia, quien desvió la mirada con cierta incomodidad.
-¿Por qué no te atreves a mirarme? ¿No quieres recuperar la memoria? —preguntó Natanael, acercándose a ella.
La mirada del hombre viajó de arriba abajo, ardiendo de intensidad. Cecilia sintió que le ardían las mejillas. «¿No se supone que soy yo la que seduce a Natanael? ¿Por qué parece que las cosas están cambiando?».
Reprimió sus emociones y levantó lentamente la cabeza. La camisa blanca del hombre ya estaba completamente desabrochada. Alzó la mirada y se encontró con los ojos de Natanael,
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- MD.
Capítulo 82 Una situación inesperada
+5 Perlas
a quien se le hizo un nudo en la garganta. Él le tomó la muñeca con firmeza, guiando su mano hacia su cuerpo.
-Siéntelo. ¿Te resulta familiar? -preguntó.
-Todavía no me acuerdo -respondió ella, fingiendo calma aunque su mano temblaba ligeramente.
«Está claramente nerviosa, pero sigue fingiendo experiencia». Natanael, percibiendo su nerviosismo, sonrió levemente. Con un movimiento repentino, levantó a Cecilia en brazos y la apoyó contra la pared.
Mientras tanto, en el banquete, Elena se preguntaba por la ausencia de Natanael. Al ser informada de que había vuelto a su habitación, decidió ir a buscarlo. Antes del banquete, ya había conocido a numerosas jóvenes de familias acomodadas, cada una de ellas excepcionalmente notable. La idea de haber conocido hoy a Jonás no hizo sino aumentar su urgencia, avivando su deseo de que Natanael tuviera un hijo lo antes posible.
Al llegar a la habitación, encontró la puerta entreabierta. La empujó lentamente y vio a Natanael y Cecilia compartiendo un beso. Aunque Cecilia no le agradaba, la idea de tener un nieto la hizo dudar antes de marcharse discretamente.
Mientras tanto, Cecilia se mareaba por el beso. Natanael se limitó a besarla. Hiciera lo que hiciera, el hombre se negaba a dar el siguiente paso. Cecilia, sintiéndose abrumada por la situación, reunió valor y extendió su mano hacia Natanael. Él, sorprendido, la detuvo rápidamente.
-¿Quieres recuperar la memoria o me quieres a mí? -preguntó Natanael, mirándola intensamente.
