Capítulo 190 

Al abrir la puerta, se revelaba un paisaje donde las montañas se encontraban con el cielo y el agua reflejaba cada detalle. Lorenzo subía las escaleras sosteniendo una tetera en las manos. 

Al verla en el corredor exterior, no pudo evitar advertirle con un tono amable: “Jordana, afuera hace mucho viento, será mejor que entres.” 

Jordana, terca, negó con la cabeza, rehusándose a volver a su habitación. “El viento no es fuerte.” 

Lorenzo, sin insistir más, rápidamente dejó la tetera en el suelo y sacó un abrigo y un gorro tejido marrón para ella. 

Envuelta por la calidez, Jordana giró su cabeza, interrumpiendo el momento con una pregunta algo deslucida. 

“¿De dónde salió este gorro?” 

No recordaba que tenía un gorro de ese estilo. 

Lorenzo, ya de vuelta en la habitación, contestó mientras el viento arrastraba su voz hacia ella: 

“Lo compré cuando pedí que trajeran ropa de cambio. Las noches en la montaña son frías. Romeo también dijo que podríamos hacer una barbacoa en su casa esta noche, tiene una 

terraza.” 

El corazón de Jordana se llenó de calidez. 

Una vez más, se dio cuenta de lo considerado y meticuloso que era Lorenzo, cuidando siempre hasta el más mínimo detalle. 

Antes de conocerlo, rara vez había experimentado este tipo de atención tan cercana. 

En la mansión de la familia Soler, Verónica casi nunca se ocupaba de ella. 

En la antigua mansión de la familia Rubín, Hugo y Yolanda ya eran mayores y no podían hacerse cargo de ella como hubiera sido necesario. 

En cuanto a los tres años que pasó en Floridalia viviendo bajo el mismo techo que Álvaro, ella era quien debía preocuparse por todo, mientras que Álvaro, acostumbrado a una vida de lujos desde pequeño, apenas se involucraba en esos asuntos. 

Cuando Lorenzo apareció de nuevo, trajo consigo una mesita de té y dos sillas de mimbre. 

Llevaba puesto con una camisa negra combinada con pantalones del mismo color. Su figura alta y esbelta destacaba, con las mangas arremangadas mostrando sus antebrazos de tono trigueño y musculosos. 

Su presencia era tan impresionante que hacía que el paisaje a su alrededor palideciera en comparación. 

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Capitulo 190 

Jordana, que inicialmente estaba tomando fotos del paisaje con su teléfono, no pudo evitar incluir a Lorenzo en la toma. 

Lorenzo, con sus largas piernas, rápidamente se acercó a ella. 

Jordana, sin tiempo para guardar la fotografía, instintivamente apagó la pantalla del teléfono, tratando de ocultar su creciente admiración por Lorenzo. 

Él, sin notar su turbación, simplemente acomodó la mesa y las sillas, hablando con una voz suave y cálida. 

“Ah, por cierto, el camarero trajo una tetera de té negro. Deberías probarlo.” 

Jordana, sentándose en la parte derecha de la silla de mimbre, con el teléfono al lado y respondió con la cara un poco caliente. “Está bien.” 

Siempre le había gustado el té negro. 

Después de que Lorenzo colocara el té y las tazas en la mesa, le dio algunas instrucciones y, sin más, se volvió a entrar para atender algunos asuntos. 

Asegurándose de que Lorenzo había entrado, Jordana encendió la pantalla de su teléfono. La imagen del hombre en su pantalla era tan atractiva que sentía un impulso irrefrenable de mostrar esa fotografía abiertamente en sus redes sociales. 

Pero, pensándolo bien, publicarlo en sus redes sociales podría hacer que Lorenzo lo viera y eso la haría sentir avergonzada. 

Finalmente, optó por publicarlo en Twitter, configurando la privacidad para que solo sus seguidores pudieran verlo. 

Jordana no usaba Twitter con mucha frecuencia, y el último evento que había causado revuelo en la plataforma ya había pasado sin afectarla mucho. 

Antes de publicar, revisó meticulosamente si tenía nuevos seguidores. 

Solo la seguían antiguos compañeros y amigos de la escuela. 

Se esforzó por encontrar las palabras adecuadas que acompañaran la fotografía. “Siempre me emociono por mi querido esposo.” 

Era difícil para ella expresar sus sentimientos con palabras, pero le resultaba 

sorprendentemente fácil escribirlos. 

De repente, Jordana se dio cuenta de que, cuando a uno le gustaba alguien, resultaba imposible ocultar esos sentimientos. 

Como en este momento. Sin pensarlo demasiado, su único deseo era proclamar su afecto por Lorenzo al mundo. 

Mientras tanto, en Floridalia. 

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Capitulo 190 

En la planta superior de Entretenimiento Estrella, en la oficina del presidente. 

La noche ya había caído, y en la oficina no había luces encendidas, solo la iluminación esporádica del exterior a través de los ventanales. 

Álvaro yacía en el sofá de descanso, incluso después de la hora de salida, no tenía intenciones de regresar a la Mansión Luna Azul. 

Desde que Jordana se marchó, prefería quedarse en la compañía a volver a la Mansión Luna Azul. 

Sin Jordana, Mansión Luna Azul se sentía vacía y desolada, ya no había nadie que dejara una luz encendida para él cuando regresaba tarde. 

Había miles de luces en la ciudad, pero ninguna era para él. 

Con el paso del tiempo, se dio cuenta de cuánto extrañaba a Jordana. 

Pero no había ningún rastro de Jordana. 

Era como si Jordana hubiera desaparecido por completo de su mundo. 

De repente, se iluminó la pantalla de su móvil, era un mensaje de su asistente con una imagen adjunta. 

Álvaro abrió la imagen, y su rostro se volvió pálido como el papel en un instante. 

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