Capítulo 176
Al caer la tarde, el exterior del Salón Real bullía de actividad. Las hileras de luces de neón en las calles creaban una atmósfera de ensueño y opulencia, envolviendo el ambiente en un aura de glamour y excesos.
Cuando Esther y Clara arribaron, la entrada ya estaba atestada de vehículos de lujo. Los choferes de las familias más prestigiosas maniobraban con experticia hacia la zona de estacionamiento. Ambas descendieron de su auto, y un empleado del hotel se apresuró a ofrecerles el servicio de valet parking.
-Vinieron tantas personas -observó Clara con el ceño fruncido, su voz teñida de desagrado-. Realmente le están dando demasiada importancia a Saúl.
-Vamos a entrar -respondió Esther con serenidad.
Al ingresar, el gerente las identificó de inmediato y se acercó con premura.
-Señorita Montoya, permítame escoltarlas -ofreció con deferencia.
Esther asintió mientras su mirada recorría el salón de banquetes. El lugar estaba repleto de celebridades, magnates de diversas marcas, altos ejecutivos y numerosas figuras influyentes de la industria. Por supuesto, no faltaban las jóvenes distinguidas de la alta sociedad.
La escena provocó que Esther arqueara una ceja con curiosidad. La asistencia era tan numerosa como en su vida anterior, si no más.
-¡Presidente De la Garza! ¡Miren, es el presidente De la Garza! -exclamó una voz entre la multitud.
Samuel había hecho su entrada, y al instante todas las miradas femeninas convergieron en él. A su lado, como era de esperarse, se encontraba Anastasia. Esther no mostró sorpresa alguna; después de todo, en este tipo de eventos sociales, Anastasia siempre fungía como la acompañante oficial de Samuel. Era algo que el sector empresarial había aceptado como una constante a lo largo de los años.
-Samu, mira, hoy hay bastante gente -ronroneó Anastasia con voz melosa.
Se aferraba al brazo de Samuel mientras saludaba efusivamente a los presentes, provocando que múltiples miradas se dirigieran hacia Esther con curiosidad mal disimulada. Era de conocimiento público el compromiso entre Samuel y Esther, especialmente después de aquella muy publicitada conferencia de prensa.
Este evento pertenecía a la familia Montoya, era la celebración del cumpleaños del hermano de Esther. Sin embargo, Samuel había optado por traer a otra acompañante. Los murmullos entre las jóvenes presentes no se hicieron esperar.
-Siempre dije que lo del presidente De la Garza y Esther era puro teatro, ¡no era real!
-susurraba una.
-¿Verdad? En una ocasión como esta, el presidente De la Garza incluso trajo a Anastasia, ¿no
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es eso una bofetada en la cara para Esther? -comentaba otra.
-La familia Montoya realmente quedó en ridículo esta vez.
Los comentarios malintencionados llegaron hasta los oídos de Esther y Clara. Esta última, incapaz de contener su indignación, apretó los puños.
-¿Qué está tratando de hacer Samuel? -espetó Clara con furia contenida-. ¿Cómo se atreve
a aparecer con Anastasia en este evento? ¡Esto es un insulto para ti!
La acción de Samuel era equivalente a restregar el rostro de Esther contra el suelo, una humillación pública calculada y deliberada.