Capítulo 169
Por el bien de su hijo, Olimpia finalmente firmó ese contrato.
Esther tomó el documento entre sus manos, permitiéndose una sonrisa de satisfacción mientras lo examinaba. El plan había funcionado exactamente como lo había previsto.
-Mira, Esther, ya firmé el contrato y definitivamente no te voy a engañar -soltó Olimpia con voz temblorosa-. Mejor ve a rescatar a tu hermano de las manos del presidente De la Garza. Si le llega a pasar algo… ¿qué voy a hacer yo?
La preocupación se pintaba claramente en el rostro de Olimpia. En medio día más sería la fiesta de cumpleaños en El Salón Real, y ella necesitaba arreglar a su hijo para encontrarle una chica rica que solucionara sus preocupaciones económicas de por vida.
-Está bien, ahorita mismo voy con la familia De la Garza a pedir por mi hermano -respondió
Esther con tono neutro.
Al levantarse Esther de su asiento, Olimpia finalmente pudo respirar aliviada. Sin embargo, su tranquilidad duró poco.
-Señora, por favor haga la transferencia pronto. Tengo el contrato aquí -señaló Esther con voz
firme.
Al escuchar las palabras de su hijastra, Olimpia sintió una punzada de dolor en su bolsillo. “¡Maldita niña!“, pensó con amargura.
Después de resolver el asunto con Olimpia, Esther salió por la puerta principal de la mansión Montoya con paso decidido.
Fue solo al subirse a su coche que comenzó a considerar sus siguientes movimientos. “¿Debería ir con la familia De la Garza o directamente al Grupo?“, se preguntó mientras tamborileaba los dedos sobre el volante.
Tras meditarlo un momento, decidió llamar a Bianca.
La llamada fue contestada rápidamente.
-¿Bianca? ¿Dónde está Saúl ahorita? -preguntó Esther.
Un silencio extraño se extendió al otro lado de la línea.
-¿Bianca? -insistió Esther, confundida.
-¿Llamaste especialmente para preguntar eso? -La voz fría de Samuel cortó el aire como un cuchillo.
Al escucharlo, Esther se quedó atónita. Bajó la vista a su celular, asegurándose de no haber marcado el número equivocado.
-¿Samuel? -musitó, desconcertada. Había llamado a Bianca, ¿cómo era posible que Samuel
contestara?
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Capitulo 169
-Tu hermano está en la oficina. Si quieres llevártelo, ven tú misma -sentenció él antes de colgar.
Esther notó que, a diferencia de antes cuando Samuel apenas podía hablar dos frases sin enojarse, ahora parecía mucho más controlado. Su actitud se había vuelto gélida, casi indiferente.
El ceño de Esther se frunció ligeramente mientras analizaba la situación. “¿Será que por haber estado tan cerca de Alfonso ayer, Samuel empezó a detestarme?“, se preguntó.
Gradualmente, su expresión se fue relajando. Si ese fuera el caso, sería maravilloso.
Esther colgó el celular, sintiéndose inexplicablemente más ligera. De hecho, esperaba que Samuel la detestara aún más. Lo mejor sería si decidiera romper su compromiso y que nunca
más tuvieran que cruzar sus caminos.
Con este pensamiento danzando en su mente, Esther pisó el acelerador y enfiló hacia el Grupo De la Garza, permitiéndose una pequeña sonrisa de triunfo.
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