Capítulo 162
-Sí–respondió Jaime con determinación antes de adentrarse rápidamente en el campus para iniciar la búsqueda.
Mientras tanto, Samuel había llegado con su equipo a la Escuela de Negocios de Los Cabos. Al descender del vehículo, su mirada se encontró con la figura de Alfonso, quien ya se había internado en el campus. La mandíbula de Samuel se tensó visiblemente al reconocerlo.
Bianca, observando la reacción de su jefe, se acercó con cautela. -Presidente De la Garza, ¿cómo es que el presidente Betancourt también está aquí?
Habían estado siguiendo el rastro durante horas hasta descubrir que Esther había sido transportada en un coche deportivo, pero al llegar a la escuela, perdieron la pista del vehículo. La presencia de Alfonso en ese preciso momento y lugar no podía ser una simple coincidencia. -Vamos a ver ordenó Samuel, su voz cargada de tensión.
-Sí–respondió Bianca, tomando la delantera hacia el campus.
Esther, mientras tanto, conducía desde la parte posterior de la montaña. A lo lejos, distinguió varias figuras moviéndose con linternas en la oscuridad. Sin dudarlo, abandonó el vehículo y corrió hacia Alfonso, quien se encontraba a poca distancia.
Al verla cubierta de barro y con el cabello revuelto, Alfonso frunció el ceño con preocupación. -¿Cómo te has puesto así de desaliñada?
-Primero no hablemos de eso… Saúl, Saúl y… -Esther no pudo terminar la frase cuando el sonido de otro vehículo aproximándose interrumpió sus palabras.
Alfonso, en un movimiento protector, colocó a Esther detrás de él. Bajo la tenue iluminación de las lámparas del campus, Saúl y otros dos jóvenes de familias adineradas descendieron del
automóvil.
-¡Maldita sea! ¿Se atreven a jugar con nosotros? -escupió uno de ellos con furia, señalando a Alfonso-. ¡Entrégame a la chica! ¡Si no, te arrepentirás!
Saúl y su grupo prácticamente reinaban en la Escuela de Negocios de Los Cabos; ningún profesor osaba desafiarlos. Al ser apenas un instituto privado, y con el rendimiento académico deficiente de Saúl, su ingreso solo había sido posible gracias a la considerable suma que Olimpia había pagado.
A diferencia del prestigioso INC, esta escuela albergaba a pocos herederos de familias influyentes, lo que había permitido a Saúl, como heredero de la familia Montoya, establecer su domínio. Acostumbrado a hacer su voluntad en el campus, la vista de alguien protegiendo a
Esther lo enfureció.
-¿No entienden? -gruñó Saúl, avanzando amenazadoramente-. ¡Entréguenmela! ¡De lo contrario, te haré pedazos!
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Capítulo 162
Alfonso, quien jamás había sido tratado con tal insolencia, esbozó una sonrisa gélida. -Jaime, ¿qué esperas?
-Sí, presidente Betancourt.
Al escuchar el título “presidente Betancourt“, los tres agresores se quedaron paralizados. Antes de que pudieran reaccionar, Jaime se movió con precisión militar y retorció el dedo índice de
Saúl.
El alarido de dolor resonó en la noche, atrayendo inmediatamente la atención de Samuel. Al acercarse con Bianca, su mirada se clavó en la mano de Alfonso que sujetaba protectoramente el brazo de Esther. Su rostro se ensombreció instantáneamente.
-¡Duele! ¡Duele! ¡Suéltenme! -chilló Saúl desesperadamente-. ¿Saben quién soy? ¡Soy el futuro cuñado de la familia De la Garza! ¡Suéltenme!
Olimpia le había instruido que ante cualquier problema, invocara el nombre de la familia De la Garza. La revelación solo provocó una risita despectiva en Jaime, quien intensificó la presión sobre el dedo de Saúl.
-Espera.
La voz autoritaria de Samuel cortó el aire nocturno, llegando a los oídos de Esther como un eco del pasado.
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