Capítulo 144
Al escuchar esas palabras, Samuel se quedó hecho piedra, su rostro normalmente controlado traicionando un atisbo de desconcierto.
Bianca, que permanecía a su lado como una sombra fiel, no pudo contener su inquietud.
-Presidente De la Garza–murmuró con cautela-, ¿será que… realmente hemos malinterpretado a la señorita Montoya?
Samuel apretó los puños con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blancos. La duda empezaba a infiltrarse en su mente, pero su orgullo herido pesaba más que cualquier incertidumbre,
No importaba si era un malentendido o no. La actitud desafiante de Esther hacia él hace un momento ya lo había irritado lo suficiente como para nublar su juicio.
-Ve a preguntarle a Paula qué es lo que está pasando! -ordenó con voz cortante.
-Si, presidente De la Garza–respondió Bianca, apresurándose a cumplir la orden.
Samuel se frotó el entrecejo con gesto cansado, dejando entrever por un momento la vulnerabilidad bajo su fachada de autoridad,
Por otro lado, Clara observaba a Esther con una mezcla de admiración y asombro, su boca formando una perfecta ‘O‘ de sorpresa,
-¡Esther! -exclamó con entusiasmo-. Te conozco desde hace tanto tiempo y siento que hace un momento fuiste la más genial. Antes, Samuel te trataba como a un perro o un gato, jeso me enfurecia! Pero ahora, finalmente has visto la luz..
-Si, he visto la luz -respondió Esther con una sonrisa enigmática.
“Después de todo, ¿cómo no podria hacerlo después de haber ‘muerto‘ una vez?”
En ese momento, el celular de Esther interrumpió sus pensamientos. Al ver el nombre de Olimpia en la pantalla, su primer instinto fue rechazar la llamada. Sin embargo, tras un momento de reflexión estratégica, decidió contestar.
-¡Esther! -la voz melosa de Olimpia resonó a través del teléfono. ¿Estás ahora en la casa de los De la Garza? ¿El presidente De la Garza está ahí?
-Estoy en la escuela -respondió Esther con sequedad.
La decepción en la voz de Olimpia fue palpable.
-¡Ya eres casi la señora del Grupo De la Garza! ¿Qué haces en la escuela? ¡Eres realmente tonta!
Esther sintió cómo su paciencia se agotaba con cada palabra condescendiente de Olimpia.
Capitulo 14L
-Señora, si no hay nada más, voy a colgar -advirtió, su dedo ya sobre el botón de finalizar.
-¡Espera! -la voz de Olimpia se tornó urgente-. ¡No cuelgues, aún no he terminado de hablar!
Al ver que Esther guardaba silencio, Olimpia continuó con un tono falsamente modesto.
-Esther, mira, en un par de días es el cumpleaños de tu hermano. Estaba pensando en hacerle una gran fiesta de cumpleaños, ¿qué opinas?
-Si la señora quiere celebrar el cumpleaños de Saúl, que lo celebre bien, ¿para qué me lo dice a mi?-respondió Esther, su voz destilando desinterés.
-Es que… la reserva del salón de fiestas en El Salón Real debe hacerse con anticipación. -Olimpia titubeó, su voz mezclando falsa humildad con ambición-. Ya sabes, la señora no tiene mucho dinero, y ahora la empresa está bajo tu control…
Los ojos de Esther se tornaron fríos como el hielo mientras procesaba las palabras de Olimpia. “¿El Salón Real? ¿Quién celebra su decimonoveno cumpleaños en un salón de fiestas de El Salón Real?”
Ese lugar no era algo que se pudiera reservat solo con dinero. Cada persona que reservaba en El Salón Real era un magnate en su campo o una figura de alto estatus social. ¿Y Saúl, un mocoso todavía mojando la cama, quería tener su cumpleaños allí? Era simplemente ridículo.
-Sé que esto es complicado -continuó Olimpia, su voz rebosante de satisfacción anticipada-, pero ahora que ya eres la prometida de la familia De la Garza, también deberías dejar que tu hermano aproveche un poco de tu luz. Para que la gente sepa qué posición tiene nuestra familia Montoya!
Esther, fingiendo desinterés, observó su manicura mientras respondía:
-Señora, está bromeando, ese lugar yo no puedo reservarlo.
-No importa insistió Olimpia con descaro-. Si tú no puedes, el presidente De la Garza sí puede. Solo tienes que hablarle dulcemente al presidente De la Garza, y ¿no tendríamos reservado el salón de El Salón Real?
Mientras Olimpia hablaba como si todo esto fuera lo más natural del mundo, los recuerdos de su vida pasada inundaron la mente de Esther. En ese entonces, Olimpia también había organizado una fiesta de cumpleaños para Saúl, aprovechándose de su posición como futura señora del Grupo De la Garza para reservar otro hotel de lujo con la influencia de su familia
materna.
La historia parecia repetirse, pero esta vez, Esther no sería un peón en el juego de ambiciones
de Olimpia.