Capítulo 31 No estaba muerta en absoluto
Lectura terminada
la sala de estar había una maleta de color rojo vibrante, que destacaba en marcado contraste.
A su oportuno regreso a casa, Natanael se encontró sentado en el sofá que Cecilia solía ocupar con frecuencia. Todo era como antes, y sin embargo no lo era.
No estaba seguro de cuánto tiempo llevaba allí sentado cuando su mirada se posó en la maleta. Zacarías había enviado a sus hombres a entregarla, cuyo contenido eran las pertenencias de Cecilia. Natanael aún no la había abierto.
Avanzando, se agachó para abrir la maleta. El código de la maleta era increíblemente sencillo: ¡era su cumpleaños! Natanael lo sabía porque Cecilia había introducido su cumpleaños en los códigos de seguridad de toda la villa.
Dentro de la maleta había artículos de uso cotidiano y ropa. Era tan sencilla que apenas parecía la maleta de una mujer. Natanael no se atrevió a rebuscar entre los objetos, así que volvió a cerrar la maleta.
Ni siquiera cenó antes de volver al dormitorio que una vez perteneció a ambos. Al entrar, vio inmediatamente la urna que contenía las cenizas de Cecilia, así como la foto en blanco y negro que se exhibía.
Una vez incinerados los huesos, ya no era posible realizar pruebas de ADN. Sin embargo, Natanael estaba seguro de que Cecilia no había muerto… No se iba a morir. Ni se atrevía a hacerlo. ¿Cómo podía Cecilia, que tenía tanto miedo al dolor, atreverse a morir? Ella simplemente deseaba engañarlo, todo para estar con Calvin.
Natanael había hecho que alguien investigara a Calvin, que había permanecido soltero. A los ojos de Cecilia, era su príncipe azul, además de su amor de la infancia.
Natanael no pudo dormir en toda la noche. Al día siguiente, se levantó muy temprano. Su ayudante hizo que le trajeran el desayuno justo después de que Natanael terminara de
asearse.
Al principio, no notó ningún cambio en su vida, pero poco a poco, empezó a darse cuenta. Faltaba una vajilla en la mesa. Había aparecido otra foto en casa. Cuando no volvía a casa, no recibía ningún mensaje insistente instándole. Donde antes volvía a una casa iluminada, ahora regresaba a la oscuridad…
No sabía cuándo había empezado, pero empezó a volver antes a casa y era más puntual que nunca. Todos en la empresa notaron los cambios en Natanael.
Cuando Cecilia aún vivía, él se mantenía intencionadamente ocupado hasta altas horas de la noche, evitando volver a casa. Las secretarias de Natanael no pudieron evitar suspirar profundamente.
-¿Cuánto despreciaba el señor Rotela a esa sorda? Desde su muerte, ha salido puntualmente de la oficina todos los días -comentó una.
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Capítulo 31 No estaba muerta en absoluto
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-¡Si yo fuera tan excepcional como el señor Rotela, no me enamoraría de una sorda que ni sabe arreglarse ni entiende de romances ni de diversión! —añadió otra.
–
-¡Exacto! Si yo fuera tan guapa como ella, sin duda me aseguraría de arreglarme todos los días concluyó una tercera.
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Liberación de un amor cruel