Capítulo 68
Al escuchar esas palabras clave, la espalda de Jordana se puso tensa de manera involuntaria.
Curiosamente, no sentía ninguna repulsión ni resistencia, solo una indescriptible tensión.
Sus dedos se cerraron involuntariamente, apretando la palma de su mano.
“Inclines un poco la cara hacia la izquierda.”
La voz de Lorenzo resonó en su oído. Aquel tono bajo, lleno de calma seductora, parecía tener el mágico poder de perturbar su tranquilidad.
Jordana levantó la mirada y vio cómo los ojos de Lorenzo se entrecerraban ligeramente,
mostrando un universo de ternura en su mirada.
Ella se sumergió en ese momento, casi subconscientemente obedeciendo y girando su rostro ligeramente.
Luego sintió a Lorenzo inclinarse, sus labios cálidos tocaron su mejilla derecha.
El tiempo pareció ralentizarse en ese instante.
Estaban tan cerca que el cálido aliento de Lorenzo llenaba la punta de su nariz.
El ambiente se cargó de una intensidad ardiente, incluso el aire pareció teñirse de calor.
El contacto entre sus pieles fue como una brisa primaveral.
Después de ese suave toque, pareció correr una corriente eléctrica por su piel, causando un cosquilleo que se extendió hasta el fondo de su corazón, provocando un estremecimiento.
Su corazón latía como un tambor desenfrenado, y su respiración perdió todo su ritmo.
Jordana no levantó la cabeza, así que no vio la marea de emociones contenidas en la mirada
de Lorenzo.
Lorenzo, en un esfuerzo extremo de autocontrol, dejó que sus labios apenas rozaran su piel como una libélula tocando el agua.
El flash de la cámara capturó el momento y Lorenzo, con la elegancia de un caballero, se retiró. El fotógrafo continuó dando instrucciones: “Cambiemos de pose…”
Durante el resto de la sesión, Jordana se sintió distraída y confusa, simplemente siguiendo los
movimientos de Lorenzo de manera instintiva.
Cuando se dio cuenta de su distracción, Lorenzo siempre encontraba la manera de guiarla de manera discreta cada vez que se retrasaba.
Al final de la sesión, cuando un asistente le pasó un vaso de agua tibia, Jordana empezó a
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recuperar la compostura.
Tras beber el agua tibia, incluso su razón pareció volver.
Sin embargo, sus mejillas aún ardían.
El fotógrafo le permitió a Jordana revisar las fotografías en la cámara.
Las pasó sin prestar mucha atención, cada una capturada con precisión exquisita.
Cualquiera de las fotos era bellísima, como una obra de arte.
Pronto llegó a la foto donde Lorenzo parecía besarla.
Sus dedos se detuvieron involuntariamente, con la mirada fija en la fotografía.
El perfil de Lorenzo era nítido, con líneas fuertes, increíblemente atractivo.
Juntos, parecían la pareja perfecta, como si estuvieran hechos el uno para el otro.
Aunque Lorenzo no la había besado en los labios, el ángulo de la foto hacía parecer que eran los amantes más íntimos compartiendo un beso.
Al recordar ese momento a través de la pantalla, Jordana no pudo evitar sentir cómo su
corazón latía con fuerza.
El fotógrafo comentó: “He tomado muchas fotos de bodas, pero ustedes son la pareja más enamorada que he visto.”
¿Enamorados?
Esa palabra casi extraña hizo que Jordana se detuviera a pensar.
Lorenzo y ella se habían casado en poco tiempo y, en su opinión, su relación no era particularmente profunda.
Era de las que se tomaban su tiempo para abrirse.
Durante los días que compartieron bajo el mismo techo, aunque ya no eran tan formales como al principio y ocasionalmente mostraban cierta intimidad, aún mantenían su distancia.
Al volver a Villa Amanecer, solía subir corriendo a su habitación.
Se había acostumbrado a aislarse en un espacio relativamente independiente y cerrado, donde se sentía segura.
Fue solo después de que el fotógrafo lo mencionara que Jordana notó la manera en que miraba a Lorenzo en las fotos, con una ternura que parecía tangible, llena de cariño y complicidad.
Y la mirada de Lorenzo hacia ella tampoco podía ocultar su profundo afecto.
Jordana se dio cuenta de ello repentinamente:
Ella también sentía algo por Lorenzo, probablemente un afecto que apenas comenzaba a brotar.
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Capitulo 68
Sin darse cuenta, había echado raíces en lo más profundo de su corazón, creciendo silenciosamente, a veces asomando sus pequeñas espinas…
Y Lorenzo, probablemente también sentía algo por ella, ¿acaso no era así?
Jordana no estaba segura.
Al pensar en las atenciones de Lorenzo hacia ella, la mayoría provenían de ser un hombre responsable, cumpliendo con sus deberes de esposo en todo momento.