Capítulo 442
Salvador sintió un dolor agudo en el corazón: “Mamá.”
Su rostro mostraba un profundo dolor.
“Mama, hoy es el aniversario de tu partida. He venido a verte.”
“Ya han pasado diecisiete años desde que nos dejaste. Lo siento, las visitas han sido muy
pocas.”
“Las circunstancias me han impedido hacer más.”
“Mamá, el día que decidiste dejarnos, me confiaste tu mejor amiga y te fuiste sin mirar atrás. Pero lo que tal vez no sabías es que la mujer que te robó a tu esposo fue precisamente ella. Y lo que probablemente tampoco sabías era que tu tan confiable amiga no cumplió con su promesa de cuidarme. Me entregó a unos traficantes de personas…”
“Mamá, he elegido revelar la verdad hoy porque… mañana voy a terminar con ellos de una vez por todas. Espero que no me culpes por ser demasiado cruel.”
La lluvia se intensificó, y el viento arrancó el paraguas de las manos de Salvador, azotándolo con una tormenta violenta.
El joven, resignado, arrojó el paraguas y se arrodilló ante la tumba, vencido por la tristeza.
Cuando Isaac regresó a la familia Córdoba con Cynthia, ella miró con una profunda melancolía la villa. Aquellos tiempos de infancia rodeada de gente en la familia aún resonaban en su memoria. Pero en ese momento, quienes lo recibían en la puerta de la villa eran personas débiles, enfermas o de rostros desconocidos.
isaac sintió una profunda tristeza. En ese mismo lugar, el año pasado, rostros y flores de durazno brillaban juntos. Pero en ese momento, los rostros se habían ido, pero las flores de durazno aún reían con la brisa de la primavera.
Jimena se acercó a isaac para explicarle: “Señor, seguramente reconoce a estos antiguos sirvientes. A pesar de su edad son incondicionalmente leales a la familia Córdoba. En cuanto a los nuevos, los contraté recientemente en el mercado. Puede estar tranquilo y contar con ellos para lo que necesite.”
Isaac se lamento, dándose cuenta de que lo único que quedaba en la familia Córdoba eran esas personas débiles y enfermas, un sombrío presagio del ocaso de la familia.
Asintió con la cabeza, pero lo que realmente le preocupaba era su madrastra, quien habia causado la muerte de su madre
“¿Dónde está esa mujer? preguntó con frialdad.
“Sigame“, le dijo Jimena
La anciana llevó a isaac al sótano. El que era un cuarto de trastos habla sido limpiado y ahora albergaba una cama sencilla y un armario, creando un modesto lugar para que la actual surora
Capitulo 442
Córdoba se quedara.
Al ver a su madrastra, el rencor en sus ojos fue evidente.
Ella lo miró desafiante, preguntándole, “¿Qué haces aquí?”
“Vengo a disfrutar de tu desgracia.” Respondió fríamente.
La mujer lo miró con sarcasmo. “Ja, ¿Disfrutar de mi desgracia? Isaac, no estás a mi nivel. ¿Crees que te va mejor que a mí? Dejaste a Marina, una esposa tan buena, por una amante celosa y venenosa. Fuiste tú quien llevó a tu madre a la tumba, hiciste que tu padre prefiriera cortar lazos contigo… Eres una broma, ¿Qué derecho tienes de disfrutar de mi desgracia?”
Isaac, furioso, la agarró por el cuello: “Mi madre no murió por mi culpa, fue por tu culpa y la de mi padre. ¿Cómo te atreves a tergiversar los hechos?”
La mujer, con el cuello aprisionado, sentía una opresión asfixiante. Su rostro se torno rojo, pero manteniendo su orgullo, lo miró despectivamente, diciendo: “Eres un cobarde. Tu padre traicionó a tu madre, él es quien realmente falló. Pero como no puedes enfrentarte a él, descargas tu ira en nosotros, los más débiles. Isaac, te desprecio con todo mi ser”