Capítulo 66
Al escuchar el interrogatorio implacable de Montserrat, Anastasia se apresuró a responder con voz trémula:
-No… señora De la Garza, usted malinterpretó, yo no…
-Abuela -interrumpió Samuel con firmeza-, Anastasia no solo aconsejó a Esther para reconciliarnos, sino que también nos deseó lo mejor de corazón. La has malinterpretado, ella nunca quiso ser la señora del Grupo De la Garza.
Montserrat observó con desdén cómo su nieto seguía defendiendo a Anastasia. Una sonrisa irónica se dibujó en sus labios.
-¿Cómo mi nieto puede ser tan ingenuo? ¿Crees todo lo que esta mujer dice? -Su voz destilaba desprecio-. Ahora entiendo por qué Esther estaba tan decidida a romper el compromiso contigo. Señorita Miravalle, qué astucia la tuya.
Anastasia, con los ojos brillantes por las lágrimas contenidas, respondió con voz suave:
-Señora De la Garza, sé que usted tiene un malentendido conmigo, pero no he destruido la relación entre la señorita Montoya y Samu… -hizo una pausa dramática-. Si la señora De la Garza aún me malinterpreta, en el futuro… estoy dispuesta a alejarme de Samu.
Montserrat no perdió un segundo en aceptar la propuesta:
-De acuerdo, entonces ahora mismo mandaré a alguien a comprar un boleto de avión para que la señorita Miravalle se vaya al extranjero -declaró con satisfacción-. La familia De la Garza se hará cargo de todos tus gastos allá, con la única condición de que no vuelvas al país. ¡Entonces todo está bien!
El rostro de porcelana de Anastasia perdió todo color. No esperaba que Montserrat tomara su oferta tan literalmente.
-¡Abuela! -La voz de Samuel cortó el aire como un cuchillo.
-Anastasia ya se acostumbró a vivir aquí, no quiere irse al extranjero -pronunció con frialdad-. No necesita preocuparse por esto, abuela.
Sin más palabras, Samuel tomó del brazo a Anastasia y la condujo fuera del salón de descanso.
Montserrat observó la escena con una ira apenas contenida, viendo cómo su nieto la desafiaba por una mujer. Tras unos momentos para recuperar la compostura, dirigió su atención hacia Esther.
-Esther, sé que estás dolida -su voz se suavizó-. No te preocupes, yo defenderé tus derechos, no permitiré que te maltraten.
-Señora De la Garza -respondió Esther con firmeza-, Samuel y yo no somos compatibles. Cuando dije que quería romper el compromiso hoy, lo decía en serio.
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Capitulo 66
El ceño de Montserrat se frunció profundamente.
-Esther, en realidad deberías saber que si vine aquí, fue por Samu.
Montserrat dejó escapar un suspiro calculado:
-Dejar el periódico, dejar a Bianca… Samu solo quería que interviniera, para evitar su separación. Eso muestra que tiene sentimientos hacia ti.
Esther sintió que su corazón se detenía por un instante. ¿Todo esto había sido planeado por Samuel? ¿Qué pretendía realmente?
-Aunque Samu te tenga en su corazón, yo creo que ustedes…
-Señora De la Garza -la interrumpió Esther con determinación-, no hace falta que insista. Hoy, por usted, puedo actuar como si no hubiéramos roto el compromiso, pero definitivamente no seré la nuera que usted desea, tampoco quiero cruzar la puerta de la familia De la Garza.
La declaración dejó a Montserrat estupefacta. Sabía cuánto había amado Esther a Samuel antes. Había pensado que solo era un berrinche pasajero, pero la determinación en los ojos de Esther contaba una historia diferente.
Mientras tanto, en el exterior del salón de conferencias, Samuel conducía a Anastasia hacia la salida. Al notar que él evitaba su mirada, ella se aferró a su brazo con desesperación.
-Samu… es mi culpa -susurró con voz quebrada-. Es que me importas demasiado, tengo miedo… tengo miedo de que después de tu compromiso, no podamos volver a como éramos antes… -Sus ojos verdes se llenaron de lágrimas-. Samu, no te mentí a propósito.
Anastasia conocía bien a Samuel; sabía que lo que más detestaba en la vida era la mentira. Al verla tan vulnerable y asustada, él finalmente habló con voz grave:
-No vuelvas a hacer este tipo de tonterías. La Anastasia que yo conozco no recurriría a estos métodos tan bajos.
Ella bajó la cabeza, mordiéndose el labio inferior.
-Lo siento… -murmuró con fingido arrepentimiento.