Capítulo 43
Toda la familia Soler se dio la vuelta al escuchar las palabras de Petrona, uno por uno, con expresiones de asombro al ver a Jordana. Ella había venido a cenar con Lorenzo. En el último piso del Hotel Aguamar, había un restaurante con un aire clásico que a Jordana le encantaba, tanto el ambiente como los platos. Jamás imaginó que, justo al bajar del auto, escucharía la voz de Pertona y, por instinto, miraría hacia donde venía el sonido. La familia Soler estaba rodeada de sonrisas y armonía, mientras Petrona, vestida con un pequeño traje blanco, se encontraba en el centro de todos, como una pequeña princesa bañada por la luz de las estrellas, generando un ambiente de calidez y armonía.
En el pasado, Jordana habría encontrado esta escena difícil de soportar, casi molesta. El Grupo Rubín, fundado desde cero por Hugo en su juventud, no tenía descendencia directa, por lo que, al retirarse, pasó el control a la pareja formada por Ignacio y Verónica. Jordana nació justo cuando el Grupo Rubín estaba en plena transformación, un periodo crítico para el negocio. Ignacio y Verónica, ocupados durante todo este proceso, dejaron a Jordana a cargo de Hugo y Yolanda en la antigua mansión de la familia Rubín.
Cuando la situación del Grupo Rubín comenzó a estabilizarse, Verónica decidió llevar a Jordana de vuelta con la família Soler. Hugo y Yolanda, que habían estado muy ocupados con el negocio durante su juventud y no habían podido dedicar mucho tiempo a sus hijas, compensaron todo ese amor no dado en Jordana, criándola con una mezcla de sobreprotección e indulgencia que forjó su carácter fuerte y obstinado.
Al regresar con la familia Soler, Verónica se dio cuenta de que Jordana no solo no tenía un vínculo cercano con ella, sino que también era terca y desobediente, algo que contrastaba fuertemente con la hija obediente y suave que había imaginado. Verónica, de temperamento impaciente y ya con hijos que requerian poco esfuerzo por su parte, perdió rápidamente la paciencia con Jordana, especialmente al compararla con Petrona, quien había crecido en el seno de la familia Soler siendo obediente y complaciente. La preferencia de Verónica por Petrona era evidente, lo que causaba un gran malestar en Jordana.
Al haber crecido lejos de la familia Soler, Jordana carecía de un sentido de pertenencia hacia ellos y frecuentemente volvía a la mansión de la familia Rubín, incluso llegó a estudiar pintura
con Benicio contra los deseos de Verónica. Este acto marcó el inicio del distanciamiento de
Verónica hacia ella, quien eventualmente dejó de prestarle atención, enfocándose en cambio
en Petrona.
Como madre, Verónica mostraba una clara preferencia, la cual era reflejada por el resto de los miembros de la familia Soler. Durante esos años, Jordana sintió profundamente dicho favoritismo y las diferencias, lo que le provocaba un dolor interno.
La voz suave de Lorenzo la trajo de vuelta a la realidad. Al darse cuenta, Lorenzo ya había tomado su mano y la envolvió en la suya, con una calidez y seguridad que apaciguaban su espíritu. Al mirar de nuevo a la familia Soler, Jordana se sentía completamente tranquila.
“Señora Galván, dijo Lorenzo con una voz cálida que la reconfortaba. Máximo fue el primero en reaccionar, mostrando una sorpresa agradable al verla, aunque luego recordó que Jordana no
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Capítulo 43
sabía la dirección exacta del lugar de la celebración.
La sonrisa en el rostro de Verónica desapareció, y con una expresión seria, le lanzó una mirada
a Jordana.
Con un desprecio frío, dijo: “Qué vergüenza, lo mejor hubiera sido que no vinieras.”
La aparición de Jordana, sin duda, era un recordatorio para Verónica:
A pesar de su extremadamente exitosa vida matrimonial y familiar, y la educación de sus hijos, existía una mancha de vergüenza insoportable.
La presencia de Jordana en este lugar también sorprendió bastante a Roque.
Luego, naturalmente, su mirada se desvió hacia Lorenzo, quien estaba al lado de Jordana, y su expresión se endureció visiblemente.
Esa misma mañana, el director de NE había venido a cancelar de forma unilateral varios proyectos de colaboración que ya habían sido acordados verbalmente.
En cuanto a la razón, se mantuvo en silencio.
El incidente fue inesperado y, aunque los demás no sabían qué había pasado, Roque tenía una
idea bastante clara.
El ambiente se volvió tenso por un momento.
Al ver a Jordana, Ignacio mostró cierta impaciencia.
Hasta que su mirada se fijó en la figura alta y erguida, imposible de ignorar, al lado de Jordana. Se sorprendió por un momento.
Su mirada se deslizó sutilmente sobre las manos entrelazadas de la pareja, y de manera instintiva, tiró de la mano de Verónica.