Capítulo 58
Jordana sintió un ligero movimiento en su mirada.
Tal como lo había sospechado.
De otra manera, ¿cómo explicar que Hugo no hubiera venido por su cuenta y que su llegada fuera tan oportuna?
Era como si una mano invisible la protegiera y favoreciera en todo momento, llenando su corazón con una calidez que no dejaba de envolverse a su alrededor.
Era hora pico de la tarde y el GPS mostraba un largo tramo de la avenida principal de Aguamar teñido de rojo, indicando un atasco.
Para evitar el tráfico, Lorenzo tomó un desvío y se incorporó a la autopista de circunvalación.
Lorenzo estaba concentraba en la conducción, y Jordana, sin querer interrumpirlo y sin nada mejor qué hacer, cogió su celular y se puso a jugar por un rato.
Por casualidad, al revisar sus redes sociales, vio en lo más alto de su feed que alguien anunciaba con orgullo su boda, acompañado de fotos de dos brillantes certificados de
matrimonio.
Fue al ver los certificados de matrimonio que ella recordó repentinamente que, tras haberse casado con Lorenzo, no habían anunciado la noticia a sus amigos.
De pronto, Jordana se dio cuenta de que este acto de omisión parecía restarle importancia a su matrimonio, como si no le hubiera otorgado a Lorenzo su debido “estatus“.
Esto era algo injusto para este.
Su mirada se posó en las manos de Lorenzo.
Las manos de Lorenzo eran pálidas y esbeltas, con dedos bien definidos, y en el dedo anular de su mano izquierda descansaba un anillo de diamantes, rodeando su dedo con una tranquila elegancia.
Desde aquella noche, no lo había visto quitárselo nunca.
Jordana bajó la mirada,
Ella también llevaba puesto su anillo de bodas.
A pesar de que antes no tenía el hábito de llevar joyas, este anillo de bodas, excepto cuando se lo quitaba en el Taller Pincel, había estado en su mano todo el tiempo.
Al principio le parecía molesto, pero luego se acostumbró a ello.
Igual que con Lorenzo, al principio realmente no estaba acostumbrada a tener a otra persona a su lado, pero ahora se había acostumbrado a ello.
Con el tiempo, quizás se convertiría en una parte indispensable de su vida.
1/3
10:17
Capitulo 58
Jordana lo pensó por un momento, luego le preguntó a Lorenzo.
“¿Puedo tomar una foto de nuestros anillos de bodas y publicarla en mis redes sociales para anunciarlo oficialmente?”
Jordana era de las que actuaban según lo que se les ocurría; si no lo hacía en el momento en que lo pensaba, luego otras cosas podrían distraerla y terminaría olvidándolo.
No tenían un certificado de matrimonio, pero los anillos de bodas simbolizaban casi lo mismo.
“Como quieras. En nuestro hogar todos hacemos lo que dices.”
Jordana bajó la mirada.
En el silencio ensordecedor, su corazón dio un vuelco inesperado.
Tomó una foto al azar, en la que se podían ver tanto su anillo de bodas como el de Lorenzo.
Aunque había cierta distancia entre las manos de Jordana y Lorenzo, a ella le pareció perfecta. Justo cuando estaba a punto de publicarla en las redes sociales, el coche se detuvo de repente. Cuando Jordana alzó la mirada, el coche, sin que ella se diera cuenta, había salido de la autopista de circunvalación y se había detenido al borde del camino.
Lorenzo extendió su mano izquierda hacia ella. “Dame tu mano izquierda.”
Jordana, algo confundida, reaccionó instintivamente y le extendió su mano.
La gran mano del hombre envolvió la suya con firmeza, entrelazando sus dedos en un gesto
cálido e íntimo.
“Estábamos demasiado lejos para que la foto se viera bien.”
“Ahora sí podemos tomarla.”
El contacto de su piel transmitía un calor que hizo que el rostro de la mujer se calentara.
Tardó un momento en volver en sí, activó la cámara y tomó unas cuantas fotos al azar.
La estética de Lorenzo era impecable, los dos anillos de bodas estaban en el punto más destacado pero sin eclipsar al resto.
A primera vista, lo que más llamaba la atención eran sus manos entrelazadas.
Las amplias y esbeltas manos envolvían las delicadas y pequeñas de la mujer.
Había una armonía y complementariedad indescriptibles.
Ella no buscó un ángulo especial para tomar las fotos, pero cada una parecía una obra de arte.
Lorenzo continuó conduciendo, mientras Jordana, tras agregar las fotos, se tomó su tiempo para redactar y publicarlo en las redes sociales.
Capítulo 58
No había pasado ni un segundo desde que lo publicó, cuando ya había alguien que le había dado “me gusta” y comentado.
Jordana lo revisó, era Otilia.
[¡Ahhh, estoy llena de mucha envidia! ¡Cómo es posible que incluso vuestras manos se vean tan perfectas juntas!]
Jordana respondió a Otilia con un emoji limpiándose el sudor, sin darse cuenta de que sus
labios se curvaban en una leve sonrisa.
212
