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El Precio de tu 47

El Precio de tu 47

Capítulo 47 

El taxi serpenteaba por las calles de la ciudad mientras Lydia consultaba nerviosa su reloj. La llamada de Guzmán la había puesto en alerta: el cuadro de flores de durazno que el profesor necesitaba para un concurso había desaparecido. Como responsable de su custodia y única persona con llave del armario del estudio, la situación recaía directamente sobre sus hombros. Sus dedos volaron sobre la pantalla del celular: [Ya voy en camino, Guzmán. Espérame para buscarlo juntos.

[Tranquila], respondió él. [Mientras lo entreguemos hoy para el concurso de mañana, todo estará bien.

Pero la tranquilidad era un lujo que Lydia no podía permitirse. Al llegar a la facultad, prácticamente voló por los pasillos hasta el estudio: Guzmán la esperaba en la entrada, su figura alta y elegante recortada contra la luz de la tarde. Una sonrisa comprensiva iluminó su rostro mientras le tendía un vaso de agua

Te dije que no corrieras,la regañó con suavidad. Toma, respira un poco.” 

Lydia apenas dio un sorbo antes de precipitarse hacia el armario. Sus manos temblaban ligeramente mientras introducía la llave. Allí estaba el cuadro, exactamente donde lo había dejado, las flores de durazno capturadas en un instante eterno

Aquí tienes,dijo, extrayéndolo con cuidado

La sonrisa de Guzmán iluminó su rostro atractivo mientras lo recibía. Vamos a entregarlo juntos, ¿te parece?” 

Por supuesto.Después de todo, era su responsabilidad ver el proceso hasta el final

Durante el trayecto en el auto de Guzmán, él la miró de reojo. ¿No te dijeron nada cuando llegaste tarde ayer?” 

No.La respuesta fue cortante. Lo que no mencionó fue el acoso sutil de Dante, las preguntas veladas, la tensión en el aire. Solo recordarlo le provocaba un sabor amargo en la boca

Los asuntos del corazón eran territorio privado para Lydia. Ni siquiera Silvia, su mejor amiga, tenía acceso completo a esa parte de su vida. Antes, cuando todos desaprobaban su relación con Dante, cada confidencia se convertía en motivo de burla o preocupación. Ahora, simplemente prefería guardar silencio

Guzmán captó la señal y dejó que el silencio llenara el auto

El edificio residencial junto a la facultad se alzaba contra el cielo de la tarde. En el noveno piso, el profesor los recibió con evidente alivio. Pero fue la profesora Maite Guzmán quien capturó la atención de Lydia con su cálido abrazo

Mi alumna estrella,sonrió Maite. Después de tu año sabático, ¿has pensado en lo que harás al regresar?” 

Capitulo 47 

La pregunta cayó como una piedra en el estómago de Lydia. Sabía exactamente a qué se refería: aquella oportunidad de estudiar en el extranjero que habían discutido hace un año, antes de que la puñalada destinada a Dante cambiara el curso de su vida

La incomodidad se instaló en su pecho como un peso familiar. Maite la valoraba, veía potencial en ella. Pero la pinturala pintura no era su verdadera pasión. El baile era lo que hacía latir su corazón, lo que la hacía sentir verdaderamente viva. La carrera de artes plásticas había sido una concesión más a los deseos de Dante, quien consideraba el baile como algo impropio de su posición social

Irónicamente, su talento natural para el arte había llamado la atención de Maite. Otro regalo que no había pedido, otra expectativa que no sabía si quería cumplir

Lo pensaré bien, profesora,” respondió con una sonrisa que no llegó a sus ojos. Las palabras sabían a compromiso vacío en su boca

Por primera vez en mucho tiempo, se permitió preguntarse qué pasaría si, por una vez, eligiera seguir el camino que su corazón le dictaba en lugar del que otros habían trazado para ella

18:20 

El Precio de tu

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