Capítulo 421
“Tu historia terminó demasiado trágica. Tú, siendo una chica tan bondadosa, no merecías tal destino. Quizás lo único bueno que hizo el destino por ti fue permitirme encontrarte en tu
momento más desesperado.
Desperté como si estuviera loco y juré que te encontraría. No podía permitir que alcanzaras el destino que vi en mi sueño.
¿Dónde estás? ¿Dónde te has metido?”
Página ocho.
“Aurora, finalmente te vi.
En la fiesta de la familia Córdoba, te vi de pie, hombro con hombro, con aquel hombre terrible.
Al ver esa escena no pude evitar sentirme aterrorizado, ¿Por qué las escenas de mis sueños se corresponden tan exactamente con la realidad?
Preferiría considerarlo un sueño premonitorio.
Hermana, debo impedir que te lances hacia las llamas como una polilla a la luz.
Pero, ¿por qué ya no me reconoces?”
Página nueve.
“Últimamente he estado muy ocupado.
Tengo mucho que aprender, y mis metas ya no se limitan a tener suficiente comida y ropa caliente. Quiero alcanzar la cima de la pirámide, obtener el poder supremo, para poder proteger a quienes deseo proteger.”
Página diez.
“He encontrado un fallo en este mundo.
Estoy muy feliz, tal vez así pudiera reencontrarme contigo y continuar nuestro vínculo previo…”
Página once.
“He crecido mucho, tanto en altura como en fortaleza.
A menudo, en mi escritorio recibo cartas de amor escritas por chicas.
Dicen que la chica más bonita de la clase gusta de mí. Que hacemos buena pareja.
Pero he descubierto que parece que no puedo enamorarme de ninguna chica.
En este mundo, la única persona que puede influir en mis emociones eres tú.”
Página doce.
“Siguiendo las pistas de mi sueño, llegué a Milán.
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Capítulo 421
Sabía aparecerías aquí esta noche.
Déjame ser el director por una vez y dirigir mi propia obra.
Me expuse deliberadamente en las calles, permitiendo que las personas enviadas por la bruja me golpearan hasta dejarme lleno de heridas.
El cuerpo me dolía, pero estaba feliz.
Porque tú me llevaste de vuelta a casa
Esta vez, no quiero separarme de ti nunca más.”
Página trece.
“Al parecer has cambiado. Es como si hubieras renacido.
Por suerte, ya no estás obsesionada con aquel hombre de la familia Córdoba.
Desafortunadamente, persigues a ese hombre con un odio diez veces más ardiente que el
amor.
Me siento muy triste, muy triste. Y no sé de dónde viene este sentimiento de pérdida.
Mi psicólogo me dijo que el odio es tan profundo como el amor. Finalmente entendí por qué
estaba triste.
Resultó ser que estaba celoso.
Me enamoré de mi salvadora.”
Página catorce.
“Tu solo piensas en la venganza.
Extraño nuestros días en Milán.”
Página quince.
“Viéndote consumida por el odio hacia Isaac y Cynthia, no puedo evitar sentirme impotente y con el corazón desgarrado. Si pudiera, daría mi vida para darte una nueva oportunidad.
Esta vez, espero que tu mundo ya no tenga a Isaac.
Que vivas solo para ti misma.
Feliz y en paz.”
Al final del diario, había algunos bocetos a línea de Salvador.
Pero cada uno era su rostro.
Probablemente grabó su imagen en su mente, por eso cada dibujo era tan vivido.
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Su expresión enojada, su risa, su mirada pensativa… todas sus múltiples facetas…
A través de esas líneas, vagas y definidas, ella sintió por primera vez el peso del amor.
Resultó ser que no estaba sola en este mundo.
Después de hojear una docena de bocetos, vio trazos más maduros, cada palabra y frase emanaba la dignidad de alguien superior.
Eso fue lo último que Salvador escribió, un diario firmado como “Despertar“.