Capítulo 5
Al caer la noche, en la residencia de la familia Montoya…
El auto de Olimpia se detuvo con un chirrido de llantas justo detrás del de Esther, quien apenas había puesto un pie fuera de su vehículo.
Olimpia descendió del auto como una tormenta, el rostro enrojecido por la furia.
-¡Esther Montoya! ¿Te volviste completamente loca? ¿Cómo te atreves a hablar de cancelar la boda así nada más? ¿Se te zafó un tornillo o qué? -gritaba mientras avanzaba hacia ella a
zancadas.
Esther ni siquiera volteó a mirarla. Con movimientos precisos y deliberados, comenzó a despojarse de las joyas que llevaba encima mientras caminaba hacia la casa.
Al verla llegar tan temprano, la joven sirvienta Daniela Reyes la observó con desconcierto.
-¿Señorita? ¿No era hoy su cena de compromiso con el presidente De la Garza? ¿Por qué regresó tan pronto?
Sin dignarse a responder, Esther se dirigió directo a su vestidor. Con un movimiento brusco, se arrancó el collar de perlas que adornaba su cuello. Se quitó el vestido de gala y comenzó a arrojar todas las prendas que imitaban el estilo de Anastasia dentro de una caja de cartón.
-¡Señorita! ¿Qué está haciendo? -Daniela observaba la escena paralizada.
La mirada de Esther se detuvo en la hilera de perfumes sobre el tocador. Todos y cada uno de ellos eran fragancias que Anastasia había usado alguna vez.
Con un movimiento rápido, Esther barrió todos los frascos al suelo. El cristal se hizo añicos con un estruendo que sobresaltó a Daniela.
-¡Señorita Esther! ¡Por favor, pare!
-Daniela, hazte a un lado la voz gélida de Esther cortó el aire como una navaja.
Antes de que la mucama pudiera reaccionar, Esther ya bajaba las escaleras con la caja de cartón entre sus brazos.
En el patio trasero de la residencia Montoya, Esther vació el contenido de la caja en un viejo
tambo de metal.
El fuego se elevó con violencia cuando Esther roció gasolina y arrojó un encendedor dentro del barril. Las llamas danzaban reflejándose en sus ojos fríos como el hielo.
El destino le había concedido otra oportunidad, pensó mientras observaba arder las últimas evidencias de su obsesión. Esta vez, se juró a sí misma, no sería más el reemplazo de nadie.
Con determinación renovada, sacó su celular y marcó el número de Clara Coral, su mejor amiga
desde la infancia.
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Capitulo 5
-Clari, necesito que tu periódico publique una nota por mí. De esas que se vuelven virales en una hora. Yo cubro los gastos.
-¿Eh? ¿No me digas que es sobre tu compromiso con Samuel? No tienes que presumirlo tanto como para que todo México se entere, ¿o sí? -bromeó Clara.
-Cambié de opinión -la voz de Esther era firme.
-¿Sobre qué? ¿Sobre no haber presumido antes?
-Sobre el compromiso. Lo voy a cancelar.
-¿Cancelar? ¡No inventes! Tú jamás cancelarías tu compromiso con Samuel. ¡Si has estado que te mueres por él estos últimos tres meses!
El silencio al otro lado de la línea fue tan denso que Clara por fin captó la seriedad del asunto.
-¿Estás… estás hablando en serio? -preguntó con voz temblorosa.
Al día siguiente, la noticia de que la heredera del Grupo Montoya había cancelado su compromiso se expandió como pólvora por todas las redes sociales.
Los comentarios en línea sobre el tema del momento no se hicieron esperar. En Cancún, ¿quién no sabía que Esther Montoya estaba perdidamente enamorada del presidente del Grupo De la
Garza?
Sin embargo, el día de su compromiso, Esther había dado un giro de 180 grados convirtiendo la cena entre las familias De la Garza y Montoya en todo un espectáculo, prácticamente restregándole la humillación en la cara a los De la Garza.
“La heredera del Grupo Montoya, Esther, declara que el presidente del Grupo De la Garza, Samuel, no cumple con sus expectativas. Para evitar conflictos futuros en el matrimonio, decidió cancelar el compromiso a última hora, externando sus disculpas al Grupo De la Garza y esperando su comprensión.”
En un privado del club más exclusivo de la ciudad, Jorge Muñoz sostenía su celular con una
sonrisa maliciosa.
-Samuel, ¿esto va en serio? -preguntó con sorna.
Jorge extendió la mano hacia algo, pero Samuel se la apartó de un manotazo. Su rostro estaba ensombrecido por la furia.
-¿Qué periódico lo publicó? -gruñó.
-¿Cuál va a ser? Los Coral, por supuesto. ¿No has visto cuántos medios lo han retomado? Dicen que hasta la edición impresa sacó cien mil ejemplares. Todo el internet anda diciendo que al presidente del Grupo De la Garza le falta chispa. Sigue siendo trending topic, en primer lugar. ¿Quieres verlo tú mismo?
Con gesto burlón, Jorge puso su celular frente a Samuel, quien apretaba el vaso en su mano con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos. Sus ojos destilaban una furia helada.
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Capítulo 5
-¿Esto lo hizo Esther? -su voz era apenas un susurro amenazante.
-Pues claro, la señorita Montoya y la heredera de los Coral son íntimas desde chicas. ¿Qué le hiciste para ofenderla tanto? Porque mira que con lo obsesionada que estaba contigo, debe ser algo grave para que te exhiba así en todos lados.
En ese momento, la secretaria Bianca Morales entró apresuradamente al salón
-Presidente De la Garza…
Samuel, con el rostro aún ensombrecido, la interrumpió.
-¿Ya la encontraron? ¿Dónde está Esther?
-Parece… que está aquí al lado -respondió Bianca con nerviosismo.
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