Capítulo 383
Para los empleados comunes, esto realmente era una gran oportunidad.
¡Pero!
Helena no necesitaba dinero, aunque no se atrevía a decirlo, solo mostraba su rostro lleno de lágrimas: “Es muy bueno.
Marina estaba aún más confundida: “¿Entonces por qué lloras?”
“Estoy feliz.” Las lágrimas en los de Helena ya se habían desbordado: “¡El salario del próximo
mes será enorme!”
Los ojos de Marina se iluminaron de inmediato: “¡Es cierto!”
Camilo acababa de salir de la oficina.
Rafaela, escondida no muy lejos, sacó su teléfono y llamó a Amparo: “Camilo ya salió.
Inmediatamente después agregó: “Ofelia no vino con él esta vez.”
“Vale.” Amparo estaba cerca esperando: “Voy para allá ahora mismo.
“Por cierto, tú también baja rápido, para encontrar un buen ángulo y tomar una foto mía y él que parezca comprometedora.”
“Cuando regreses, asegúrate de mostrársela a Ofelia.”
Rafaela sonrió feliz: “No hay problema.”
Colgó el teléfono, presionó el botón para bajar, la puerta del ascensor se abrió y ella entró directamente.
Al llegar al primer piso, salió del ascensor y vio el carro de Camilo detenido en la entrada del garaje, con Amparo de pie frente al carro.
Al verla, Rafaela corrió hacia allá, encontrando un ángulo donde Camilo no pudiera verla con facilidad, y tomó la foto con seriedad.
Camilo, sentado en el asiento trasero, miraba a Amparo, que estaba frente al carro con su vientre pronunciado, sin ocultar su disgusto.
Los problemas de ayer buscando a Ofelia en internet…
¿Y hoy venía a la empresa otra vez?
¿Planeando hacer que Ofelia se sentía mal?
Camilo cerró los ojos.
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Capitulo 383
Aunque Ofelia no quería su ayuda, ser acosada constantemente por alguien como Amparo seguramente era molesto.
Tenía que pensar en una forma de resolver esto de una vez por todas…
Amparo había planeado lanzarse frente al carro justo cuando saliera del garaje subterráneo, y antes de que el carro la tocara, fingiría haber sido golpeada…
Cayendo directamente al suelo.
Una vez que Camilo la llevara al hospital, ella también se aferraría a él…
Al decir que Camilo atropelló a una embarazada, exigiendo que se hiciera responsable, o de lo contrario publicaría el incidente en internet.
Seguro que las acciones de la empresa de Camilo caerían debido a esto.
Aunque Camilo estuviera reacio, tendría que visitarla en el hospital todos los días.
¡Su relación con Camilo se calentaría con cada visita diaria!
Amparo lo tenía todo planeado.
¡Quién iba a pensar que el conductor de Camilo frenaría al instante!
Su plan se vino abajo de inmediato.
Pero Amparo no quería perder esta oportunidad de acercarse a Camilo, así que ajustó su estado de ánimo y se acercó a él, tocando la ventana.
Camilo bajó la ventana, queriendo saber qué nueva travesura planeaba Amparo.
Ella fue directa: “Quiero hablar contigo sobre Ofelia.”
Camilo respondió con frialdad: “Si tengo algo que preguntarle, lo haré directamente, no necesito que me lo comuniques.”
Tranquilo, preguntó: “¿Hay algo más?”
“Sé que amas a Ofelia…” Amparo, entre dientes, expresaba cada palabra, cuanto más protegía Camilo a Ofelia, más la odiaba Amparo.
¿Por qué una persona que no podía retener a su propio esposo merecía ser tan mimada por otro de forma incondicional?
Ella dijo con una ligera sonrisa: “Y también confías mucho en ella.”
“Puedes no hacerme caso, y luego pasar toda tu vida engañado por ella.”
“Pero, ¿puedes asegurar que el día que descubras la verdad…”