Capítulo 370
En el este había una montaña, con una altitud cercana a los cuatro mil metros de altura.
En pleno verano, aunque el pie de la montaña ardía bajo el sol, la cima permanecía sorprendentemente fría.
Aurora, con su mochila al hombro, avanzaba con dificultad por el camino montañoso. Cuando el cansancio la vencía, se detenía para contemplar la base de la montaña.
Veía la carretera serpentear como si fuera un dragón, aferrándose tenazmente a esa escarpada cadena montañosa. No solo era empinada, sino también peligrosamente estrecha. Conducir por ella era un riesgo indescriptible.
Por razones que ella no comprendía, de pronto surgieron en su mente imágenes de una vida anterior, cuando cargaba el cuerpo sin vida de su hija por un camino cubierto de nieve al pie de la montaña…
Aquel había sido el punto más bajo de su desamparo en ambas vidas. Afortunadamente, Salvador apareció como caído del cielo, levantándola del suelo cuando ya no podía más…
Exhausta tanto física como emocionalmente, no solo estaba abrumada por la tristeza de la muerte de su hija, sino que también se sentía extremadamente débil. Por eso, al yacer en el auto de Salvador, solo sentía los sacudones del vehículo sin darse cuenta de las dificultades que él enfrentaba al conducir por aquel camino que parecía un abismo.
Su gratitud hacia Salvador era inmensa.
Cómo podía el mundo describir a un hombre tan tierno y bondadoso como un gran demonio.
Después de un breve descanso, Aurora se puso de pie y continuó hacia el punto más alto.
Al llegar a su destino final, las lágrimas inundaron sus ojos.
El lugar donde había enterrado a su hija, aunque transformado por el cambio de tiempo y espacio y sin una tumba, tenía un joven y hermoso árbol.
Aurora colocó su muñeca de trapo bajo el árbol y, sin más, se sentó en el suelo para charlar con su hija.
“Valen, mami vino a verte. ¿Cómo estás allá? ¿Me extrañas?”
Con lágrimas en los ojos, Aurora susurró: “Si ya no me guardas rencor, ¿Podrías visitarme en mis sueños? Quisiera verte.”
“De verdad lo siento. En mi vida pasada, amé a la persona equivocada y confié en él toda mi vida, sin tener el valor de dejarlo.
Fui
yo quien te dejó en un lugar peligroso, permitiendo que te lastimaran.”
Desde detrás de un árbol cercano, apareció una cara asombrada.
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Capitulo 370
Isaac estaba sorprendido.
Sorprendido de que el lugar que había soñado sobre la tumba de su hija realmente existiera.
Y se quedó aún más sorprendido al darse cuenta de que Marina, la mujer que siempre había sido distante con él y había pedido el divorcio varias veces en su vida pasada, lo había amado :an profundamente en secreto.
¿Ella había permanecido en la familia Córdoba porque le creía y lo amaba?
saac se sintió increíblemente confundido.
Si no hubiera sido por Cynthia, quien siempre ocupó su corazón, se habría dado cuenta de que Marina, a pesar de venir de una familia menos acomodada, no era inferior a Cynthia en nada.
Era más bella, empática y su espíritu de sacrificio por la familia era conmovedor.
¿Y Cynthia?
Parecía ser solo egoísta.
No obstante, había herido profundamente a Marina.
Mientras contemplaba si debía salir y reencontrarse con Aurora, el celular de ella sonó de
epente.
Aurora contestó y escuchó una voz ansiosa: “¿Es Aurora?”
‘Soy yo.” Respondió.
‘Qué bien, finalmente logré contactarte. ¿Podrías venir al bar a recoger a Salva? Está borracho / no deja de decir tu nombre, nadie puede calmarlo. Si sigue bebiendo así, me preocupa que :ermine con una úlcera,” la voz desde el otro lado del celular sonaba entrecortada, como si viniera de un gramófono.